Silván pregunta al PSOE si también va a acabar con el tren
«Mientras ustedes usan el ‘Falcón Sánchez’ nosotros no tenemos ya ni ferrocarril»
El senador poro León del Partido Popular, Antonio Silván, intervino ayer ante la ministra de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, Raquel Sánchez, a la que formuló una pregunta: «¿Por qué no se han recuperado y restablecido la totalidad de los servicios ferroviarios que afectan a León? O se lo digo de otra manera, ¿por qué el presidente del Gobierno, la vicepresidenta Díaz y los ministros utilizan, incluso para viajes privados, el ‘Falcon Sánchez’ y los españoles en general y los leoneses en particular, no podemos coger apenas el tren?».
Silván denunció la situación que vive la provincia desde que Pedro Sánchez llegara La Moncloa en 2018: «Sin trenes y sin servicios, sin el tren nocturno Galicia-León-Barcelona, sin el diurno Galicia-León-País Vasco, con la Variante de Pajares cerrada, con la línea convencional a Asturias en una situación lamentable, suprimidas las taquillas en multitud de estaciones, León-Astorga-Bembibre-Ponferrada con vías pero sin trenes, sin trenes Avant, sin Avlo, sin declaración de Obligación de Servicio Público para la línea Palencia-León y con unos precios para el AVE León que es un auténtico tocomocho ferroviario». Además, afeó a Raquel Sánchez que «al desequilibrio territorial del presidente Sánchez, al desequilibrio económico de la señora Calviño, ahora usted una con su gestión el desequilibrio ferroviario en toda España y no digamos en León. Porque León es récord en trenes anulados, trenes suspendidos, trenes averiados, trenes descarrilados, falta de maquinistas, falta de interventores y un largo etcétera».
«León era el nudo ferroviario del noroeste de España, proyectando el ferrocarril a Galicia, Asturias y también a Cantabria, País Vasco e incluso Cataluña. A León, con el Partido Popular, llegó el AVE en septiembre del 2015. Y a partir del gobierno Sánchez, supresión y caos ferroviario. Esa es la realidad. Mire, señora ministra, nos cerraron las minas, luego las centrales térmicas, intentan acabar con nuestra agricultura y ganadería y ahora, con el ferrocarril».