Diario de León

El año de los 914.286 pinchazos

Día histórico en las residencias. La vacuna anticovid cumple un año en León con 914.286 dosis inoculadas; aún hay un 10% de personas que podrían vacunarse y no lo han hecho. La inmunidad llega al 89,7% de quienes tienen más de 12 años. Personas mayores, familiares y profesionales recuerdan el hito del momento histórico.

Residentes, familiares y la directora de la residencia Los Rosales de Carbajal de la Legua valoran la importancia de la vacuna en su vida cotidiana. MARCIANO PÉREZ

Residentes, familiares y la directora de la residencia Los Rosales de Carbajal de la Legua valoran la importancia de la vacuna en su vida cotidiana. MARCIANO PÉREZ

León

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Víspera de Nochevieja de 2020. Diez meses y seis días de pandemia. A las ocho de la mañana llegan a la Delegación Territorial de la Junta dos taxis. Varias personas se acercan a la puerta de entrada del edificio de usos múltiples. El vigilante no les deja pasar hasta que se aclara la misión.

Son los equipos covid de vacunación. El servicio territorial de Sanidad tiene que entregarles las vacunas que, transportadas en neveras, se distribuirán por una quincena de residencias de la provincia.

Un año después, el 95,54% de las personas que residen en centros residenciales, tanto mayores como personas con discapacidad, tienen la tercera dosis. Se han puesto 914.286 pinchazos a fecha 28 de diciembre, últimos datos actualizados por la Junta.

La mortalidad en la residencias a causa del covid prácticamente se ha erradicado. En el primer año de la pandemia se registraron 531 fallecimientos con covid confirmado y otros 190 con síntomas compatibles. Desde marzo de 2021, cuando la segunda dosis ya empezaba a hacer de escudo inmunitario en estos centros, tan solo se han registrado ocho muertes de personas en estos centros que habían dado positivo en covid.

«Ves más contentos a los abuelines y el personal trabaja con más tranquilidad», asegura Sara Vidal, trabajadora social de la residencia San José de León, donde se pusieron las primeras dosis.

Lorena Rodríguez Manzaneda, enfermera de Primaria en el área de salud de León, empezó a pinchar y cargar jeringuillas aquel 30 de diciembre y sigue al pie de la campaña en el Palacio de Exposiciones de León. «Fue un momento histórico. Estoy muy contenta de haber participado, pero estoy deseando que se acabe y poder dedicarme a la enfermería comunitaria», comenta. De las residencias pasó a los domicilios, donde fueron pinchadas las personas dependientes, y después al Palacio de Exposiciones, campaña tras campaña.

No lleva la cuenta de los pinchazos ni de los kilómetros que ha hecho para llevar la vacuna a las residencias ubicadas en las poblaciones más alejadas del área de salud, como La Baña en La Cabrera. «Fue muy emocionante lo bien que lo recibieron los abuelos, con aplausos, y los trabajadores contentísimos», comenta la enfermera.

Un año después el cansancio pandémico hace mella. Las residencias mantienen los protocolos de higiene, burbujas de residentes, citas para las visitas y distancia, y trabajo con mascarillas. «Hay cosas que han venido para quedarse», señala Sara Vidal. La buena noticia es que «la vacuna funciona; con todos los positivos que tenemos ahora, si no hubiera la vacuna, habría un montón de muertos», apostilla Lorena Rodríguez Manzaneda.

El 89,7% de la población leonesa de más de 12 años está inmunizada con la pauta completa. Son un total de 377.790 personas (85% de la población total). El año de la vacuna termina en plena campaña de la tercera dosis. Todavía hay un 10% de personas que pueden vacunarse y no lo han hecho, aunque cada día hay un goteo ded primeras dosis. Desde octubre, cuando se empezó a pinchar la dosis de refuerzo en las residencias, se han inoculado un total 170.233 terceras dosis.

«Yo no quería vacunarme ni tiros», recuerda Julia Santos, de la residencia Los Rosales de Carbajal de la Legua, donde el covid no ha hecho acto de presencia en la pandemia. «Tenía mucho miedo, pero me convencieron y estoy muy contenta porque estoy bien de salud y ahora nos vienen a visitar y podemos salir a tomar un café fuera», apostilla.

La vida cambió como de la noche al día en las residencias. Después del miedo y el doble confinamiento que sufrieron, salir a la calle ha supuesto retomar sensaciones «muy agradables».

Ana Escribano, hija de Charo Robles, recuerda lo duro que fueron los primeros meses de la pandemia. «Mi madre ingresó en la residencia en pleno confinamiento. Venía del hospital. Cuando llegó aquí no pude visitarla. No nos podíamos ver, después empezamos a vernos a través del cristal. Recuerdo que por San Froilán de 2020, le pude dar un ramo de flores a mi madre por su cumpleaños porque nos abrieron un poco el cristal. Desde que están vacunados podemos venir y salir», relata. «Se pasa muy mal porque la familia está junta, pero separada», comenta Charo.

Adoración. Rodríguez, la madre de Cristina González, entró en la residencia a los seis meses de la pandemia. El confinamiento en casa fue muy duro para la hija, que vivía en vilo porque su madre no entendía que no se podía salir. «Le pusieron la primera vacuna en el centro de salud y las otras dos aquí».

«Yo ya tengo la tercera», afirma con el entusiasmo que le caracteriza Teresa Sáenz de Miera, una de las veteranas de Los Rosales. Desde que llegó la vacuna y se relajaron un poco las cosas en la residencia «ya soy persona; me siento tranquila», añade. Y creativa. Poder pintar todo el tiempo que desee en la salita es uno de sus mayores placeres.

Florentino Pérez que vino desde Vitoria a la residencia leonesa es otro ejemplo más de la disciplina de brazo que ha caracterizado a los mayores. «Cuando me ha tocado me la he puesto, no he tenido miedo de las vacunas», apostilla.

La vacuna del covid llegó a los diez meses de la pandemia, un tiempo récord y miles de millones de dinero público invertido en sus investigaciones y ensayos. Y ha costado mucho dinero a los Gobiernos. España se ha dedicado 2.436 millones de euros en vacunas en 2021 (se han puesto más de 80 millones de dosis) y tiene presupuestados 1.465 millones para 2022.

Ser los primeros era un ‘privilegio’ por el sufrimiento de la pandemia, pero también eran los ‘conejillos de indias‘ de unos fármacos con poco recorrido en los ensayos y había desconfianza. Los abuelos confiaron y las residencias se encuentran en una situación excepcional en la sexta ola. Tan solo 14 personas contagiadas con covid y medio centenar aisladas sin síntomas, según los últimos datos de la Consejería de Familia.

«La vacuna ha sido positiva para todos los residentes, están más tranquilos al sentirse más protegidos y a los profesionales también nos ha dado más tranquilidad», afirma Ana Belén González Mallo, directora de la residencia Buen Suceso de La Pola de Gordón. Fue uno de los primeros centros en recibir la vacuna la maratoniana jornada del 30 de diciembre de 2020. El último equipo regresaba a León desde Los Oteros a las nueve de la noche.

Para la residencia Los Rosales la vacuna fue «el regalo de Reyes». Les vacunaron el 7 de enero. «Con las vacunas hemos podido aumentar la relación, las actividades y mejorar la confianza», afirma la directora, María Machío, quien valor la colaboración del equipo, los residentes y las familias. «Hemos tenido mucho cuidado y mucho miedo. Ahora estamos más tranquilos», aunque los protocolos de limpieza, higiene y ventilación se quedan.

La campaña de refuerzo de la inmunidad y la inmunización pediátrica cierran el año de la vacuna y abren 2022 con las agujas preparadas para terminar el trabajo con los últimos grupos autorizados en España, las personas mayores de 40 años.

El primer año del pinchazo anticovid ha estado atravesado por cuatro olas de la pandemia, que va a cumplir dos años. La tercera ola empezó con el año, la cuarta, en la primavera, la quinta en verano, y la sexta sigue escalando en picado desde la primera semana de noviembre. Si en las residencias el resultado de la vacunación ha cambiado el paisaje del covid, pese a mantener muchos protocolos, en el resto de la sociedad, donde conviven grupos y personas vacunados y sin vacunar (los hombres entre 20 y 39 años son los que menos se han vacunado), la sexta ola es una prueba de fuego con la explosión de contagios.

La Atención Primaria está desbordada porque tiene que hacer los cribados y dividirse para la vacunación y atender las consultas no covid como puede con plantillas escasas. En los hospitales con un 60% más de contagios las hospitalizaciones son una cuarta parte de las que hubo en el pico de la ola de enero de 2021. Pero en las UCI hay 30 personas ingresadas, la mitad que en el pico de la tercera ola, si bien la sexta aún no ha tocado techo.

«Sin altas tasas de vacunados esto habría sido una carnicería», corrobora el catedrático de Epidemiología y Medicina Preventiva de la Universidad de León, Vicente Martín. Todavía no está claro, alega, que «la ómicron sea menos peligrosa, que puede que lo sea, lo que es seguro es que las vacunas están frenando muchos casos graves y muchas muertes»,

En las UCI, añade, predominan no vacunados y pacientes con riesgo, personas con la pauta completa pero cuyas defensas se han mermado al haber pasado más de seis meses.

El epidemiólogo anima a vacunarse con la tercera dosis, sin olvidar que «las vacunas no son 100% eficaces y hay que seguir con las medidas de prevención». Mascarila, higiene de manos y distancia. Los expertos avierten de que hay que contener los contagios porque «a más infección, más casos graves», advierte Martín.

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