Una década de políticas para reconvertir el hábitat histórico
El casco antiguo de León ofrece dos estampas, según la luz solar. El nocturno, de bullicio y recurso de ocio, y el diurno, marcado por la paupérrimas condiciones de habitabilidad de la zona que han estimulado la pérdida constante, y aún sin atajar, de población. A eso va el Ayuntamiento de León, con políticas impulsadas desde comienzos de la década de los años noventa para tratar de rehabilitar los barrios leoneses de intramuros, con secuencias de peatonalizaciones y proyectos de recuperación de edificios. A pesar del plan y de los esfuerzos municipales a duras penas se ha conseguido convencer al elemento esencial para la regeneración del hábitat de la zona: los vecinos. Un alto porcentaje de las viviendas aún abiertas en el Barrio Húmedo están habitadas por una sola persona, dos colegios próximos al área ha desaparecido (Las Carbajalas y Guzmán), un cuarto de población supera los sesenta y cinco años de edad y el número de mudanzas a otro punto de la ciudad no disminuye. La población residente en El Húmedo pasó de casi cuatro mil habitantes en el último tercio de la década de los años ochenta a cifras que a duras penas superan los dos millares y medio en la actualidad. Al concejal de Urbanismo del Ayuntamiento de León se le atribuye esta máxima: «Convertir el casco antiguo en un museo es fácil; lo difícil es hacerlo habitable». La política municipal ha promovido 120 intervenciones en la ciudad vieja de León. Más de la mitad de los edificios, en ruina, generan el caldo de cultivo para la especulación.