De pura tradición

Fue en 1656 cuando cumpliendo las Políticas Ceremonias del Ayuntamiento la Corporación municipal comenzó a visitar el convento de las madres Concepcionistas el 8 diciembre. Pero la veneración del consistorio a la Inmaculada se remonta a 1621 cuando el corregidor Luis Corral y Arellano firmó un pacto corporativo por el que el Ayuntamiento acordaba defender que la Virgen había sido concebida sin pecado original. Por este motivo, y como manda la tradición, encabezados por el alcalde, Mario Amilivia, varios concejales acudieron ayer a las 11.00 horas a misa al convento de las Concepcionistas. Después de la ceremonia fueron recibidos por las religiosas a las que entregaron un donativo. Ellas respondieron con un aperitivo para la corporación. Amilivia mantuvo una charla con las concepcionistas para después dirigirse a cumplir otra de las tradiciones leonesas en honor a la Inmaculada. En las escalerillas que van de la plaza Mayor a Puerta Sol hay colocada una hornacina con la imagen de la Inmaculada. Hace 75 años que un redactor del Diario de León apodado Lamparilla instauró entre los leoneses la tradición de cantar una Salve a la Virgen. Cuenta la tradición que fue allí donde un grupo de vecinos de la ciudad consiguieron escapar ilesos, en 1810, de los franceses durante la Guerra de la Independencia. Así, tras de la misa, el alcalde y los concejales se dirigieron por las calles del Húmedo hacia la plaza mayor en la que entonaron la Salve, cumpliendo de nuevo la tradición.