La onda expansiva del volcán Tonga retumba hasta en León
La explosión cerca de Australia altera la presión atmosférica de la provincia y llegó a 1.088 kilómetros por hora
Aunque la pequeña y desconocida isla de Tonga se sitúa en las antípodas , cerca de Australia, y a 17.415 kilómetros de León , la erupción de su volcán submarino el pasado sábado alcanzó tal violencia que su onda expansiva «retumbó» en la provincia. Las estaciones meteorológicas pudieron sentir, entre las 20.30 y las 20.45 horas de ese día las primeras oscilaciones de la burbuja que hizo estallar en el aire el volcán tras emerger 25 kilómetros y generar ondas sísmicas de energía equivalente a un terremoto de magnitud 5,8.
La primera onda expansiva que alteró la presión atmosférica de León tardó en recorrer esa gigantesca distancia unas dieciséis horas, por lo que los científicos calculan que la velocidad de propagación alcanzó los 1.088 kilómetros por hora , lo que equivale a un 87% de la velocidad del sonido y toda una curiosidad para los vulcanólogos.
Pero lo más curioso fue observar las sucesivas ondas que llegaron, porque en el Observatorio Meteorológico de Ponferrada , que capta minuto a minuto las variaciones de presión de las columnas de aire, los gráficos revelaron un primer movimiento hacia las nueve de la noche de ese día 15 de enero de 0.2 hectopascales (hpa), pero también un cambio de densidad del aire mucho más intenso el día 16 poco antes de la una de la madrugada (00.35 horas), de 0.7 hpa.
«Viendo la tendencia de la jornada con una presión anticiclónica estable, es verdad que fue extraño registrar un cambio brusco de los niveles que puede corresponderse con los trenes de choque o frentes de la onda expansiva del volcán», admiten.
Situación inédita desde 1883
Una situación casi inédita que los barómetros normales solo registraron hace siglo y medio, en 1883, coincidiendo con la explosión del volcán Krakatoa en Indonesia. Así que la potente erupción del Tonga, tan fuerte que se pudo ver desde el espacio, se sintió a lo largo de todo el Pacífico y se escuchó a 10.000 kilómetros en Alaska, también se hizo notar en León, aunque por fortuna sin las graves consecuencias que acarreó para una madre y su hija en Perú, que fallecieron por las olas anormales y la corriente que originó el tsunami, los veinte barcos volcados en Japón o las inundaciones de varias ciudades de California y Hawai. Igualmente, desde la delegación territorial de la Agencia Española de Meteorología (Aemet) ubicada en Valladolid, que recibe los datos de las estaciones de la Comunidad, señalan que los receptores de La Virgen del Camino apreciaron una bajada de la presión atmosférica de 0.5 hectopascales a las 20.45 horas del sábado y dos horas después una ligera subida de 0.2, lo que puede encajar con las burbujas que generó el volcán y que explotaron en su salida del mar al aire, «o con un cambio del viento del Sur al Norte».
Llegó en 16 horas
La primera onda de choque que se sintió viajó a 1.088 kilómetros por hora, al 87% de la velocidad del sonido
A 17.415 kilómetros
La enorme distancia a la que explotó el volcán no frenó que los barómetros registraran su efecto
Los expertos explican cómo la intensa erupción volcánica del Hunga-Tonga-Hunga-Ha’apai dio paso a una onda de choque que se hizo visible a miles de kilómetros alrededor de la nube de ceniza. El motivo es que el volcán expulsó una enorme cantidad de cenizas y escombros a la atmósfera en muy poco tiempo, lo que empujó el aire alrededor del cono volcánico con gran fuerza y eso creó una onda de choque que pudo llegar a miles de kilómetros al propagarse como una ondulación. De hecho, no solo las estaciones meteorológicas leonesas lo captaron, sino multitud de ellas en diferentes partes del mundo constataron el lenguaje del volcán a través de un aumento en la presión del aire de 1 a 3 hectopascales antes de volverse a estabilizar.
La explosión del Tonga fue una de las más violentas que se han registrado en los últimos treinta años en el planeta. La atronadora erupción pudo escucharse a cientos de kilómetros de distancia y sus cenizas y vapor fueron expulsadas a unos 25 kilómetros de altura.
La nube de humo provocó un tsunami con un diámetro de 260 kilómetros que se pudo observar desde los satélites en la órbita terrestre. «La gran y explosiva extensión lateral de la erupción sugiere que probablemente fue la mayor desde la erupción del Monte Pinatubo (el 13 de junio de 1991)», según los vulcanólogos de la Universidad de Auckland. Un acontecimiento único del que León fue testigo.