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Barrios

La presión vecinal echa a los okupas de Álvaro López Núñez

La entidad financiera a la que pertenece el edificio lo ha tapiado para evitar que lo allanen

El edificio del número 44 de Álvaro López Núñez, tapiado y sin okupas. DL

León

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Después de cuatro años de conflictos, los vecinos de los bloques cercanos al número 44 de la calle Álvaro López Núñez respiran tranquilos. La presión que han ejercido durante todo este tiempo ha surtido efecto. Los okupas han dejado el edificio por orden judicial después de que la entidad financiera a la que pertenece el inmueble lo denunciara.

«Nada más que salió el último okupa, llamamos al banco para que lo tabicaran. Tardaron tres o cuatro días, en los que hubo movimiento y muchos ruidos, pero finalmente ya no queda nadie. Es un alivio», reveló ayer uno de los afectados, que vive en un piso del entorno.

Ahora, el número 44 de esta céntrica calle, a pocos metros de varios colegios y de la delegación territorial de la Junta, está tapiado con ladrillos. Ya no se puede acceder al interior por el local del bajo, que han cerrado completamente. En la entrada, además, han puesto una puerta de seguridad para que no la fuercen. El edificio ha quedado en muy mal estado, con la fachada desvencijada y varias ventanas rotas. Los okupas tenían la luz enganchada y acumulaban basura en el portal.

«Vendían droga y discutían a cualquier hora. Teníamos miedo», reconocen algunos de los vecinos que lo han sufrido. Ni siquiera se atrevían a asomarse a las ventanas.

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En estos cuatro años han puesto varias denuncias, se reunieron con el alcalde, con el subdelegado del Gobierno y con representantes de la policía. También contactaron con la entidad financiera a la que pertenece el inmueble e, incluso, mandaron un escrito a Iberdrola, con fotos, para alertar de los enganches ilegales a la electricidad, que eran un peligro.

Nadie les hizo demasiado caso, hasta que, por fin, una resolución judicial ha resuelto un problema de convivencia muy grave, enquistado desde hace cuatro años, cuando los okupas entraron en una vivienda de Maestro Uriarte, hasta que les echaron. En enero del año pasado okuparon, los mismos, el bloque de Álvaro López Núñez. Varios vecinos aseguran que «tiraban papelinas de droga por la ventana y no se cortaban».

Por este motivo, muchos pisos colindantes han perdido la mitad de su valor en los últimos años. El barrio de San Esteban es uno de los más afectados por el fenómeno de la okupación ilegal. Apenas quedan negocios en la zona

En León XIII también los sufren desde tiempos pretéritos. Hay muchas casas tapiadas con cemento para evitar que las allanen y las destrocen. No es fácil expulsarlos. Se ha tardado más de cuatro años.