Centro penitenciario
Villahierro refuerza la seguridad ante la amenaza yihadista en las prisiones
«¡Matad a todos los guardias, seguidlos hasta casa y apuñaladlos!», exhortaba una misiva
El Centro Penitenciario Provincial de Villahierro reforzará las medidas de seguridad ya existentes ante la alerta cursada a las prisiones del país por el recrudecimiento de las ofensivas yihadistas contra los funcionarios. León ya fue escenario de un importante foco de violencia islamista penitenciaria y a la luz de lo ocurrido, se pretende extremar las precauciones . La nómina de reclusos de estas características en Mansilla de las Mulas se coloca en doce, los mismos que ya se registraban en 2017 cuando la penitenciaría era la más nutrida de la Comunidad en esta materia.
«Matad a todos los guardias, seguidlos hasta casa y apuñalarlos». Esta es la amenaza detectada en una revista islamista radical por el Grupo de Información y Control Operativo de la Secretaría de Instituciones Penitenciarias. Por eso, el Ministerio del Interior ha advertido a los funcionarios de prisiones que tomen precauciones ya que pueden ser víctimas de atentados por parte de los presos yihadistas.
«Destruye sus prisiones, bombardea a sus guardias, matad a cada uno de ellos y rescatad a las pobres almas que han sido oprimidas. Apuñalad a los guardias que trabajan en cualquier prisión que tienen musulmanes en ella», decía la revista. En su último mensaje, el portavoz del Estado Islámico, Abu Omar Al Mujahir indicaba, dentro de la campaña ‘Derribar los muros’, que liberar a los presos yihadistas es una obligación aunque sea a costa de «sacrificar nuestras vidas y dinero». «Es una prioridad primordial, los que están en cautiverio deben ser pacientes y orar para que para que sean liberados cuanto antes».
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Tras escribir un poema alusivo al asunto, pedía a los miembros de la banda yihadista «no escatimar esfuerzos para liberar a los prisioneros, que no pase ningún día que no esté planeando y preparándose para liberarlos del cautiverio, ya sea con armas o rescate (secuestros)», y, aquí coincide con la revista aludida, matar a aquellos que «oprimen a los prisioneros y convertirlos en un ejemplo para los demás».
Detenciones
El Ministerio del Interior ha detenido, en cuatro operaciones antiyihadistas desarrolladas en las cárceles desde diciembre de 2021 a seis presos que intentaban atraer a otros reclusos a postulados extremistas. En este mismo periodo fueron arrestados otros dos presuntos islamistas que acababan de ser excarcelados. Instituciones Penitenciarias tiene bajo control a 223 presos que, o bien entraron en prisión por yihadismo o, tras hacerlo por delitos comunes, se han radicalizado.
En febrero de 2021 la Brigada Provincial de Madrid arrestó a cinco reclusos de nacionalidad marroquí por su presunta participación en delitos de integración en grupo terrorista y proposición para la comisión de atentados terroristas. Los arrestados tenían edades comprendidas entre los 25 y los 68 años de edad y se encontraban cumpliendo condena desde 2013 por delitos contra la salud pública en los Centros Penitenciarios Madrid III (Valdemoro) y Villahierro .
Además de estos cinco reclusos radicalizados en prisión, la Brigada Provincial de Información de Madrid detuvo a dos personas en Madrid y a un funcionario de prisiones por su presunta colaboración con los detenidos, en este último caso por introducir en prisión dispositivos móviles que hacía llegar a los cabecillas de la red.
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La Policía Nacional mantenía abierta la investigación para tratar de esclarecer los enlaces de la célula yihadista que operaba principalmente desde la madrileña cárcel de Valdemoro, al constatar que habían ordenado que se atentara en Madrid y Barcelona, usando para ello armas de fuego y explosivos adquiridos con el dinero obtenido del tráfico de la droga conocida como karkubi.
Tras los atentados del 11 de marzo de 2004, Instituciones Penitenciarias puso su foco en estos presos y, años después, comenzó a aplicar un protocolo para detectar la radicalización . Este manual divide a los reclusos yihadistas en tres grupos. El primero, formado en la actualidad por 108 internos, lo conforman los condenados por terrorismo . El segundo está integrado por 41 que entraron en prisión por delitos comunes, pero han derivado a postulados religiosos de defensa de la violencia. El tercero engloba a los denominados «presos vulnerables» que, por su situación personal, corren el riesgo de ser captados. Interior incluye en este a 74 internos . «Estos 223 presos han sido dispersados por las cárceles para evitar que creen un frente común», aseguró un experto de Instituciones Penitenciarias en procesos de radicalización.
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