Feria, hasta que San Juan baje el dedo
Está el recinto ferial, con sus luces que dejan surcos en el horizonte de León, y sus chasquidos hidráulicos, que mueven la ilusión al ritmo acompasado de la noche, cuando suena la sirena de los viajes del ciempiés, y rula la noria, y oscila la barca; y el aroma a caramelo que de siempre delató el ecosistema de las barracas; la feria, en mayúsculas, todas las noches, abre la ciudad a la fiesta.