Decano del periodismo leonés y volcado en su labor en Unicef
Enrique Cimas Rotondo, el decano de los periodistas leoneses, falleció ayer a los 97 años de edad tras una prolongada trayectoria laboral como director de los periódicos Proa y La Hora Leonesa (1975-1983), entre otros, y colaborador durante años de Diario de León.
Hombre de formación y palabra exquisitas, Enrique Cimas, nacido en Villalón de Campos (Valladolid), deja un extraordinario legado periodístico y literario, pero, sobre todo, su buen hacer se sentirá profundamente en Unicef, entidad a la que dedicó gran parte de su vida como máximo responsable. No en vano, los beneficios comerciales de alguno de sus libros siempre eran donados a organizaciones que trabajan por los más desfavorecidos.
Diplomado en Periodismo por la Escuela Oficial de Madrid y Licenciado en Periodismo por la Facultad de Ciencias de la Información de Madrid, Cimas desarrolló gran parte de su carrera profesional en León. Había iniciado su carrera profesional en 1950 en El Diario Vasco de San Sebastián, en el que permaneció durante once años, una etapa que definía como «determinante, por la carga de experiencia acumulada en el intenso contacto con la información de calle».
En 1961 pasó a dirigir Unidad, diario de la capital donostiarra; y durante sus años en San Sebastián fue director de la revista Festivla, en los inicios del Festival de Cine de esa ciudad.
En 1967 pasó a trabajar en Bilbao en la dirección del vespertino Hierro; y en 1975 llegó a la dirección de Proa-La Hora, de León, ciudad en la que finalmente se asentó con su numerosa familia.
El veterano periodista y escritor es de los que, paradójica y sabiamente, valoraba «el poder del silencio».
Cimas hizo alguna incursión en el ámbito de la poesía y publicó varios libros de temas turísticos, por los que tenía predilección. De hecho fue profesor de Geografía Turística en escuelas oficiales del País Vasco y León. Asimismo fue jefe de prensa del Gobierno Civil de León.
El veterano periodista y escritor es de los que, paradójica y sabiamente, valoraba «el poder del silencio». Hace escasas fechas, con motivo del aniversario de Diario de León, Enrique Cimas hacía un repaso a su vida periodística desde la atalaya de su longeva edad. «El camino que como periodista llevo recorrido -reflexionaba- se contempla con orgullo, serenidad y hasta con un punto de indulgencia». «La honradez en los planteamientos, el foco en el destino fundamental, y el amor —al trabajo, a la familia, a los amigos y a Dios— como permanente compañero de viaje se aprecian ahora como lo verdaderamente importante, mucho más que el hecho puntual o la noticia rabiosa». Entre otros libros, publicó Pulsos de León y otros latidos, su última obra.
La vida laboral como periodista en activo -«si es que puede pensarse que esa profesión se desactiva en algún momento en aquellos que la practicamos»- continuó tras su jubilación con colaboraciones que, decía, le regalaban vida y le ayudaban a modular el dibujo de la persona que llegó a ser.
La larga carrera de Enrique Cimas Rotondo, que duró más de 50 años, limó un estilo caracterizado por la armonía entre la exigencia de la prosa informativa y los cánones humanos de la Generación de los 50.
Las exequias y la misa funeral se celebran hoy viernes a las 18.00 horas en la iglesia parroquial de Santo Toribio de Mogrovejo.