Diario de León

Un alumno de la ULE estudia cómo optimizar los regadíos del Torío

Río Torío. MARCIANO PÉREZ

Río Torío. MARCIANO PÉREZ

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EFE

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Pablo Pascual, estudiante de cuarto curso de Grado en Ingeniería Agraria, ha realizado -gracias a una beca RALBAR de la Universidad de León (ULe) y la Fundación Banco Sabadell- una digitalización de la zona para "buscar formas alternativas que concilien los métodos tradicionales con los nuevos retos".

Su trabajo se centra desde las fuentes del Puerto de Piedrafita, el río Torío recorre los municipios de Cármenes, Vegacervera, Matallana de Torío, Garrafe y Villaquilambre hasta León donde se une el río Bernesga.

Una cuenca vertiente marcada por las labores tradicionales agrícolas y ganaderas, y donde los pastos son regados directamente de un río que no tiene regulación, por lo que dependen de su curso normal, con caudales abundantes en otoño e invierno, grandes crecidas de agua en primavera por el deshielo y un fuerte estiaje veraniego como el que atraviesa la provincia de León.

Hacer frente al cambio climático y hacer un uso eficiente del agua mediante alternativas a los regadíos tradicionales son algunos de los objetivos del proyecto 'Digitalización de regadíos tradicionales en la cuenca del Torío' de Pascual. Un proyecto que desarrolla en colaboración con la Comunidad de Regantes de la Presa de Matueca de Torío, una de las adscritas a la Asociación Consejo de la Cuenca del Torío.

La actividad ganadera predomina sobre la agrícola en la ribera del Torío, dedicándose la superficie agrícola casi en su totalidad a las praderas forrajeras. Estas singularidades han dado lugar a un agroecosistema tradicional, identificado por una acusada atomización de la propiedad, la separación de parcelas por 'sebes' (refugio de una gran biodiversidad), y por praderas forrajeras, en definitiva, una zona donde se mantiene el riego a pie o también llamado 'a manta'.

"El cambio climático, con una tendencia a la reducción de las precipitaciones, un alargamiento de la estación seca y aumento de las temperaturas medias en la zona puede poner en peligro el futuro de este agroecosistema a causa de la cada vez más acuciante escasez de agua", ha explicado un joven que se ha marcado como principal objetivo trabajar en "la monitorización, cuantificación y mejora de eficiencia del uso del agua en las zonas regables para una optimización del empleo de un recurso que cada vez será más escaso".

Una de sus principales misiones es cuantificar la cantidad de terreno que se riega y cuánta agua se gasta en él, algo que actualmente no se hace. "No es un regadío que tenga una sola toma del río, aquí hay muchísimos canales y muchas comunidades de regantes", ha subrayado.

En ese estado y atendiendo a la prioridad de los propietarios de mantener sus costumbres, su planteamiento pasa por la digitalización de la zona, realizando un mapa mediante cartografía SIG. "A partir de ahí y con imagen satélite es muy fácil ver lo que se está regando y lo que no", ha indicado. Con ello, "se cuantificaría la superficie, que no se conoce y hacer una estimación por grado de la evapotranspiración de las plantas que se puede obtener también vía satélite y, junto a las prácticas culturales de cuántas veces riegan y los usos, se podría determinar la cantidad de agua".

A lo largo de estos meses también ha programado una serie de charlas en los ayuntamientos de Garrafe, Villaquilambre y Matallana de Torío, sobre el uso eficiente del agua en los regadíos, para tratar de mejorar este aspecto. Además, con la Comunidad de Regantes de la Presa de Matueca, está trabajando en la constitución de un AKI, un sistema de conocimiento e innovación agrícola asociado a la PAC y con el que implicar a otras instituciones.

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