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Sucesos

Un recluso del CIS no regresa después de un permiso

Fue detenido en Madrid, después de ser localizado en un hotel; cumplía una condena de 23 años por el crimen del maletero, cometido en El Ferral en 2004

Ricardo Sánchez, durante el juicio en el que se le condenó a 23 años de prisión. MAZ

León

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Un recluso de tercer grado del Centro de Inserción Social de León fue detenido esta semana en Madrid, tras no regresar de un permiso que se le había concedido, en cumplimiento de la condena de 23 años de prisión que le impuso un jurado popular por asesinar a su compañera sentimental y quemarla en el maletero de un vehículo aparcado en el Paseo de Salamanca.

El interno debía regresar a León al término de su permiso, pero no lo hizo. Inmediatamente se activó el protocolo y tras las pesquisas pertinentes, fue localizado en un hotel de Madrid, donde se procedió a su detención. Ahora se enfrentará a nuevos cargos por quebrantamiento de condena.

Ricardo Sánchez tenía 37 años cuando fue acusado de acabar con la vida de su ex compañera sentimental y abandonar su cadáver en el maletero de un coche aparcado en el Paseo de Salamanca en septiembre del 2004.

Él y su novia empezaron a convivir en septiembre del 2001. iniciaron una relación sentimental y sexual continuada desde septiembre del 2001 hasta agosto del 2004. Como consecuencia de ello, decidieron irse a vivir juntos a un piso de alquiler en Trobajo del Camino, junto a los dos hijos que la víctima conservaba de su matrimonio anterior

La relación, que fue calificada por los testigos de «turbulenta», estuvo acompañada de amenazas, y denuncias por malos tratos a finales del 2002 y principios del 2003, que derivaron en una orden de alejamiento, dictada por el Juzgado de Instrucción número 2 de León. También se presentaron diversas denuncias por daños.

A raíz de los múltiples episodios de esta índole, la mujer decidió dar por finalizada la relación el 8 de agosto del 2004, y se lo comunicó al varón. La ruptura no fue aceptada de forma pacífica y la víctima recibió constantes llamadas del acusado, que además la vigilaba y merodeaba por las inmediaciones de su domicilio a menudo, con lo que se creó una sensación de miedo y desconfianza en la víctima.

En los primeros días del mes de septiembre, el acusado llamó a la víctima, con la que ya no convivía, para que recogiera unas pertenencias que se encontraban en casa del imputado, en El Ferral del Bernesga, bajo la amenaza de que, en caso de no presentarse las destruiría.

La pareja volvió a encontrarse en la casa que habitaba el varón, que trató de convencer a la víctima de que se reiniciase la relación.  Ante la negativa, el acusado usó algo similar a una navaja o un punzón, y propinó a la mujer 14 pinchazos de escasa profundidad, pero muy dolorosos, en cuello, tórax y pecho. 

El procesado usó un objeto cilíndrico, similar a un vaso, para propinar un durísimo golpe en la región occipital izquierda a la mujer, detrás de la oreja, que provocó una herida de la cual manó sangre de forma muy abundante como consecuencia del impacto.

Con la víctima en situación de total indefensión, el acusado la agarró por el cuello y después de sujetarla por detrás, con movimientos bruscos, le rompió el atlas y la primera vértebra cervical del cuello, lo que le ocasionó la muerte de forma instantánea y sin posibilidad de recuperación.

El procesado raspó las paredes de la casa, para eliminar las salpicaduras de sangre, y fregó el suelo, a pesar de que no consiguió su propósito y dejó huellas. Introdujo el cadáver en el maletero y aparcó en León.

Una vez muerta la víctima, envolvió el cadáver en una manta que había estado en casa de ella hasta unas semanas antes, metió el cuerpo en el maletero del coche de la mujer, y lo condujo hasta el Paseo de Salamanca, donde lo abandonó hasta que fue descubierto el día 16 de septiembre del 2004.

A punto de cumplir la totalidad de la condena, Ricardo Sánchez se enfrentará ahora a una posible prolongación de la pena.