Denuncias de Francisco Álvarez-Cascos que fueron vaticinios hechos realidad
Hay de fondo un componente político inevitable para entender lo que sucede en torno al avance de la alta velocidad entre León y Asturias, y completar la vía del norte, que da tumbos desde el mismo momento que la tuneladora comenzó a horadar las galerías de la Variante.
Cuatro años después de que el Gobierno que salió del éxito de la moción de censura, hay una certeza incuestionable sobre el resto en el despliegue del tren AVE al norte de la capital leonesa: la conexión por los túneles de la Variante no va a ser de alta velocidad, aunque los trenes lleven el logotipo AVE. En el antes y después del cambio de inquilino en La Moncloa en 2018 hay otro de planificación ferroviaria para los túneles; la circulación mixta, de viajeros y mercancías, la liquidación de la Rampa de pajares, el ancho ibérico, el triple hilo, el trazado entre León y La Robla por la misma senda de la vía convencional son algunos de los incidentes que enumeró Francisco Álvarez-Cascos con motivo de una denuncia pública que realizó en la capital leonesa relacionada con el declive que tomaba la alta velocidad al norte de la capital leonesa. El ex ministro logró un pacto de su formación política, Foro Asturias, con el PP para encajar en el presupuesto de 2018 algunas cuestiones que habrían logrado poner la Variante en servicio hace dos años. El cambio de Gobierno, lo cambió todo. Y cuatro años después, cada una de las denuncias con cuerpo de vaticinio que realizó el ex ministro de Fomento en la rueda de prensa en la capital leonesa ha terminado por trasladarse al avance del ferrocarril del futuro que no acaba de desanudarse entre León y Asturias, aún pendiente de resolver tras veinte años de proyecto y más de quince años de obras.