Un soporte a medida de la España del desarrollo y el progreso
La primera autopista ferroviaria de España conecta Barcelona y Luxemburgo desde hace tres años; con el ministro Iñigo de la Serna, se impulsaron los primeros pasos para dotar al ferrocarril español de estructuras adecuadas a ese soporte, que en esencia es colocar camiones en el interior de vagones y avanzar, con reducción de emisiones, reducción de costes, reducción de tiempos; los camiones, según ese concepto que está extendido por Europa de forma general, completan el trazado final del trayecto por carretera.
Unos meses después del cambio de Gobierno derivado del éxito de la moción de censura del PSOE contra el ejecutivo del PP, se reemprendió la marcha administrativa de este proceso. Se aplicó sobre el estudio de los gálibos en los túneles, para determinar por dónde había holgura para atender el paso de estos trenes cargados de camiones de mercancía.
Las estimaciones de inversión para adaptar la red ferroviaria principal a este soporte se cifran en torno a los 350 millones de euros. León está descuidado de cómo se podrá aplicar en sus vetustas vías y estructuras de ferrocarril. Ya se aplica a través de los viales de tren por la fachada mediterránea, por donde circulan modelos de remolque y semirremolque, según el catálogo de estructuras de arrastre aparejadas a este sistema de conexión de mercancías. Al final, en el mapa resultante del estudio elevado a definitivo, se estableces pasos por los mismos puntos que en los últimos veinte años se han beneficiado y beneficiarán a corto y medio plazo de las más jugosas inversiones en estructuras ferroviarias; Fuentes de Oñoro, Salamanca, Medina del Campo, Valladolid, Burgos, Zaragoza, Pamplona, Vitoria, Madrid, Algeciras, Valencia, Barcelona, la costa levantina, los puertos andaluces.
No hay contrapesos, pese a que la idea de autopista ferroviaria encajaba a la perfección en ese molde de esperanza que empaquetó la política para que León se creyera que había desarrollo en la logística.