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ENTREVISTA | JOAN SUBIRATS, MINISTRO DE UNIVERSIDADES

«Minas fue importante en León pero ahora sería bueno trabajar el campo de la enología y la cecina»

SOBRE EL TERRENO Joan Subirats colocó a León esta semana en el mapa de las 25 universidades que ha visitado este año. Tiene muchos frentes abiertos y poco tiempo para cerrarlos

Joan Subirats, en un momento de la entrevista concedida a Diario de León. FERNANDO OTERO

León

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Tiene el discurso pausado y pacífco. Pero también contundente.  Aporta propuestas de futuro para el campus de Vegazana y se declara admirado por la labor en El Bierzo. Centra sus esfuerzos en la reforma de la ley y cree que hay que definir con exactitud el modelo a buscar

—¿Qué conclusiones saca de su visita a León?

—Son todas bastante positivas. Hemos tenido bastantes reuniones con profesores, estudiantes, personal de administración y servicios y la verdad es que ha ido muy bien.

—¿Y qué le pide la comunidad universitaria de León?

—Yo creo que es una comunidad muy ajustada, en el sentido de que tiene 10.000 estudiantes, dos campus en León y Ponferrada. León ciudad está en los 140.000 habitantes y Ponferrada en torno a los 70.000 y eso suma 10.000 estudiantes, que son casi 12.000 si contamos todas las modalidades. Creo que es una universidad a la medida de los espacios en los que está. Es importantísima desde el nivel de vista territorial. Tuve oportunidad de visitar el Campus de Ponferrada cuando vino el Rey, que a veces cuando uno ve el sistema universitario y lo relaciona con la investigación y la división global, y no se da cuenta de que es muy importante especialmente en la significación local. Desde el punto de vista del conocimiento, de la especialidad, hay que dotar de alternativas a la gente. Seguramente en la Ingeniería de Minas fue muy importante en su época pero ahora también es importante la de Montes y Bosques relacionada con la masa forestal. Sería bueno que se trabajara en la enología, porque el vino del Bierzo tiene una calidad excepcional y te das cuenta de la importancia que siempre ha tenido Veterinaria, si ves la trayectoria de la Universidad de León. Hay elementos que tienen una trayectoria territorial muy importante y que ahora tienen un momento de especial significado, porque el cambio de época esta ahí y hay que dar respuesta a los nuevos retos.

—¿Habría que reenfocar o repensar alguna de las especialidades de la universidad?

—Yo creo que las universidades tienen que repensar siempre su proyección, sobre todo en el ámbito internacional. Hablábamos a la hora de comer de la cecina de León, que para mí ha sido un descubrimiento. En Madrid hay mucha, pero en Cataluña no. Y yo preguntaba si toda la cecina que en la etiqueta pone de León, es de León. Los especialistas en este tipo de temas deben ser capaces de buscar la denominación de origen, generar una lógica de calidad, de acreditación de esa marca y eso tiene que ver con la producción local pero también con la Universidad, que es la que tiene que hacer que eso tenga un valor añadido y una certificación. Esa certificación de calidad tiene tradición, no tiene porque ser la única y creo que en este sentido la Universidad de León está bien enfocada. No dispongo de las cifras ahora mismo, las he pedido, pero me gustaría saber cuál es el peso de la Universidad de León en el PIB local. Granada, por ejemplo, representa el 6% del PIB de la provincia y es el primer empleador de la zona. Pero es probable que la Universidad de León lo sea también aquí en cuanto a la cantidad de personas que trabajan para ella y que si tuviera ese porcentaje y lo que aporta desde el punto de vista de PIB fuera muy significativo. Por tanto, a veces no nos damos cuenta y miramos el ranking de Shanghai. Pero hay que ser consciente de todas las variables. Uno de los elementos básicos del ranking de Shanghai es si tienes un premio Nobel y eso (ríe)… Con la crisis que han tenido algunas ciudades, como por ejemplo Ponferrada, que ha tenido que replantearse su estructura productiva con el carbón de golpe, la Universidad tiene una capacidad de aportación importante en los temas de Ingeniería Forestal, Podología o lo que puede ser la Enología que le da una dimensión que me interesa mucho. Por eso este tipo de contactos me hacen ponerme al nivel algo que a veces en una lógica del sistema se ve menos, que es la significación territorial de las universidades.

—Se quejaba el rector de que la reforma de la ley puede generar ciertos desequilibrios. ¿Está Marín en lo cierto?

—No sé a qué se refiere el rector con los desequilibrios. Hay 50 universidades públicas y 38 privadas. En Castilla y León hay cuatro públicas y cinco privadas. Los desequilibrios que pueden existir dependen de la capacidad de articulación que tengan las universidades en relación a las necesidades sociales y a la capacidad de satisfacer las exigencias y las demandas. Desde el punto de vista general de la ley, creo que pretende algo que no es fácil, que es ser útil en 17 comunidades autónomas, en 50 universidades públicas y en 38 privadas, que todas son muy diferentes entre sí. Hay centenares de miles de alumnos, universidades pequeñas y otras con una dimensión muy investigadora, otras que tienen un ámbito más docente y la ley no puede intentar resolver a través de la norma unos desequilibrios que no son específicamente universitarios, que en realidad derivan de unos desequilibrios territoriales que ya existían de por sí. Lo que tiene que intentar es conseguir que las universidades que quieran desplegar sus potencialidades lo puedan hacer a través de la ley y que no les cortocircuite la norma. Recordemos una cosa importante: las competencias finales más específicas de las universidades las tienen las comunidades autónomas. Europa cada vez es más importante, ya no es política exterior, sino de interior. Es básico que la Universidad de León forme parte de las redes europeas. Va a haber 500 redes europeas y esas universidades que estén en esas redes van a ser las que van a contar en Europa. Y León está entre las que ya están. De las 50 universidades públicas tenemos 23 incluidas en esa redes y cuatro universidades privadas. Y esto va a ser decisivo. El proyecto de ley en el que estamos trabajando se sitúa entre el ritmo que marca Europa, las competencias de las comunidades autónomas y la autonomía de las universidades, porque son ellas las que deciden lo que quieren ser y por tanto es una ley que de alguna manera ha de lidiar con esos aspectos específicos.

—Suele referirse con mucha reiteración a los profesores asociados…

—Llevamos muchos años de una subfinanciación pública de las universidades y ha habido que buscar una salida, que ha sido aumentar las tasas, precarizar las condiciones de trabajo porque no podían pagar a los profesores y ahí las alternativas han sido más económicas. Los asociados, o mejor dicho a los falsos asociados, han sido una forma de responder a ello. La política que este gobierno está desarrollando ha querido responder al reto que nos plantea Europa. Recordemos que esta ley no es gratuita, es necesaria, pero también responde a una de las exigencias que nos ha puesto en la Unión Europea en referencia a los fondos estructurales, que es reformar la universidad antes del primer semestre de 2023. Ahí también estamos trabajando y respondiendo a este criterio. Respondiendo a la pregunta, lógicamente hemos de evitar un uso abusivo y diría también que torticero del concepto de profesor asociado, que es muy útil que exista porque hay gente profesional de reconocido prestigio en derecho o economía que pueden estar compartiendo su conocimiento con los alumnos, sin que ello les exija dejar su profesión o sin que implique que tengan una posición fija. Así convertimos en contratos indefinidos los que iban caducando. Éstas personas no son fijas, el contrato indefinido permite que esa persona, mientras que sea necesaria, tenga un contrato. Por lo tanto se le pagan también los meses de vacaciones, pero si las necesidades educativas cambian se puede sustituir a esa persona por medio de la indemnización pertinente. Creo que es una dignificación de muchas personas que trabajaban en la universidad y que ahora pueden encontrar otra fórmula. Son personas que no tienen su trabajo fuera de la Universidad, sino que han entrado en la Universidad a través de esa vía pero su horizonte y si su objetivo es ser profesores universitarios, tendrán tiempo para poder hacerlo. La mitad son doctores y podrán entrar en el proceso.

—La dualidad entre universidad pública y privada es latente. Ustedes como gobierno quieren defender el sistema público, pero el crecimiento de la privada es innegable. ¿Qué va a ocurrir?

—Lo importante es que usted y yo nos pongamos de acuerdo en que es una Universidad. Si es un sitio donde hay tres personas trabajando y no hay ninguna que hay investigación, eso no es universidad...

—... usted los llama ‘chiringuitos’….

—…da igual como se llamen. Lo importante es que trabajen en el conocimiento universal. Nosotros no nos hemos inventado lo que es la Universidad, lo decantan los tiempos. Si hace 1.000 años que hay universidades, será porque hay características que son comunes. Tiene que haber varias áreas de conocimiento. Hay cinco: Artes y Humanidades, Ciencias, Ciencias Sociales y Jurídicas, Arquitecturas e Ingenierías y Ciencias de la Salud. Ha desaparecido la Teología y de lo que se trata es de que estén básicamente cubiertas. El decreto de universidades que establecimos fija que haya al menos tres áreas de conocimiento, que tengan presencia. Otra característica es que los que sean docentes tengan una acreditación académica significativa, que sean doctores. Tradicionalmente es la fórmula que las universidades han elegido, pero no pueden ser una academia, se necesita que haya investigación. La Universidad se ha caracterizado por divulgar conocimiento pero también por generarlo. Se necesita que haya tres áreas de conocimiento, áreas transversales, donde las preguntas puedan responderse de forma global, que los profesores respondan a unos criterios académicos básicos conocidos como doctorados universalmente y que haya una parte del presupuesto que se dedique a investigación. No es tan grave, las universidades privadas que no puedan cumplir esos requisitos tendrán que llamarse de otra forma.

—¿Le sigue preocupando el federalismo fáctico?

—Es evidente que hay una pluralidad en el país que tendría que tener un cierto tipo de reconocimiento. Internacionalmente hay situaciones de este tipo y en muchas partes se buscar una fórmula de carácter federal. Me parece que es una alternativa que puede existir. También acepto que haya quien piense que esta no es la alternativa, pero para eso está el debate de ideas.

—¿Qué le ha dado tiempo a hacer desde que ha tomado posesión y que le va a dar tiempo hasta el final de la legislatura?

—Me ha dado tiempo a saber que la Universidad es algo muy importante para mí, porque ha sido básica en mi vida y el hecho de que hoy pueda ejercer esa responsabilidad que el presidente del Gobierno me ha otorgado, que es el Ministerio de Universidades, me ha permitido vivir un momento apasionante que es el de poner al día la legislación universitaria después de 20 años de funcionamiento de la anterior ley. Si pudiéramos alcanzar ese objetivo de ponerla al día y prepararla para los próximos 20 años en un momento tan complicado como es este cambio de época, sería fascinante. He seguido la estela y he mejorado en la medida de las posibilidades la actuación previa del ministro Manuel Castells, aunque creo que en algunos aspectos no se terminó de comprender lo que quería hacer y también si tengo tiempo quiero hacer algo que él no pudo por la pandemia que es tener contacto con todas las universidades públicas y privadas de forma indistinta. Estamos preparando el decreto de homologaciones, el de doctorado, el de áreas del conocimiento, queremos mejorar los temas de ciencia y divulgación del conocimiento, innovación docente, queremos mejorar la relación entre empresas, entidades y universidades y tenemos el gran reto de la inteligencia artificial que va a tener efectos en la universidad… Me gustaría mucho trabajar en la relación intensa entre el arte y la ciencia, porque es un elemento muy importante y tenemos que repensar la presencialidad de la universidad en un momento en el que los temas online cada vez están más presentes. Es una agenda importante la que tenemos por delante.

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