La directora de la Mesa por León dimite ante la falta de apoyo de las instituciones

No hay nadie ya al volante. La dimisión de la directora de la Agencia de Desarrollo, Humildad Rodríguez, acaba con el único activo que ha tenido en los tres últimos años la Mesa por el Desarrollo Económico y Social de León . No ha habido más. Apenas tres reuniones, la última de ellas por videoconferencia el 20 de enero del pasado año, en las que los resultados no pasan de un ramillete de fotografías en las que salen retratados los representantes del Gobierno, con la vicepresidenta tercera del Ejecutivo y ministra de Transición Ecológica y Reto Demográfico, Teresa Ribera, como aval, la Junta, los empresarios y los sindicatos , incluidos sus responsables autonómicos, más prestos a bloquear que a participar.

La dimisión de Humildad Rodríguez, que ayer declinó hacer valoraciones sobre su decisión, descapitaliza por completo las opciones de la Mesa por León de tener operatividad. La exdecana de Biológicas, ex concejala de Medio Ambiente del Ayuntamiento de León y exdirectora de la Fundación General de la Universidad de León y de la Empresa, que ha trabado sin remuneración alguna durante los tres años desde que fue nombrada por consenso entre las administraciones, presentó su dimisión por escrito después de dos años sola, sin apenas medios más allá de un despacho en la sede del Palacio de los Guzmanes, ni otro apoyo que los tres trabajadores que el Gobierno, a través de la Empresa de Transformación Agraria, S.A. (Tragsa), sacó a contratación en febrero pasado, después de que los sindicatos leoneses hubieran convocado una manifestación por el parón de la actividad.

A día de hoy siguen esos tres trabajadores, que tras dos años de espera fueron contratados con una oferta pública que se colgó apenas seis días en el perfil de la empresa pública: un titulado superior para planificación estratégica para «el desarrollo del Plan Estratégico de la Provincia de León Horizonte 2030», un técnico de diseño y un administrativo. En la mesa les ha quedado el documento estratégico que, durante casi dos años, elaboró Rodríguez en solitario tras reunirse con empresas privadas, con inversores, con organismos públicos, con alcaldes, con entidades, con expertos, con profesionales de la Universidad... Pero el borrador del informe, estructurado por líneas, con capítulos dedicados a las infraestructuras, la energía o el turismo, no avanzó en ningún momento hacia un compromiso, ni llegó a desarrollar su fase de participación pública, ni mucho menos recibió la financiación necesaria para poder arrancar. Con un horizonte de 10 años de ejecución, cuando se anunció en 2020, se proponía dividir el trabajo en tres foros: social, económico y municipal, y distribuirlos en una decena de comarcas: Montaña de Riaño, Tierras de León, Sahagún, Esla-Campos, Páramo, Montaña de Luna, Astorga, La Bañeza, La Cabrera y Bierzo.

El fracaso tiene una de sus bases en la falta de autonomía de la Agencia de Desarrollo. El organismo se planteó como instrumento de la Mesa por León, a imagen de los famosos highlands escoceses, pero no ha llegado a contar nunca con una figura jurídica bajo la ampararse para poder funcionar, negociar en nombre del colectivo, firmar contratos, sacar adelante iniciativas y ejecutarlas. No ha habido más que una subvención directa de 80.861 euros de la Junta con destino a la Diputación de León y la contratación tardía de los técnicos, pese a que en todas las reuniones los sindicatos leoneses incidieron en la necesidad imperiosa de lograr la operatividad para que no se quedara en un foro vacío.

Aunque nunca tuvo respuesta .