A LAS PUERTAS DE TODOS LOS SANTOS
Allá donde se cruzan los caminos
Las Rutas Culturales del Cementerio de León ofrecen otro atractivo viaje a la historia de León esculpida a golpe de tumba y cincelada por el paso de los siglos y de quienes allí moran para siempre
Miguel Castaño, el alcalde que hoy tiene una calle en León y ayer un hueco en la historia como último alcalde republicano de la ciudad, abre el cortejo. Luego el relator narra el accidente más grave de la historia ferroviaria de León y los 800 muertos que en el accidente de Torre del Bierzo ya no vieron nunca más la luz, ni siquiera al final del túnel. Secundino Gómez y María Álvarez Carballo rememoran cómo encargaron para su hijo el panteón más egregio de Puente Castro, aquel que llegó a ser objeto de visitas turísticas a mediados de siglo. Y no falta el huequecito para Pinto Ferre, el hombre que puso letra al Himno a León que en el Viejo Reino es música. Celestial.
Las Rutas Culturales Cementerio de León alcanzan ya cuatro años. Y Serfunle puede darles la eternidad. Porque aquello que nació como una idea de vida para quitar el miedo a la muerte corre rumbo de tradición cada vez que Halloween en la tele y Las Ánimas en el pensamiento, asoman al calendario con las primeras hojas de noviembre en espera y los que se fueron en el recuerdo.
El primer enterramiento de que hay constancia data de 1932. El último tiene cita para la víspera del Juicio Final, pero aún no está reservado. Dará fe cuando llegue el momento Victoriano Crémer, que acostado esta noche en el verde aguarda a que su teclado edite otro artículo para Diario de León, de aquellos que al lado de Vida Social daban cuenta de sus pensamientos.
Un magnífico cuadro de actores da vida a los personajes de la época. Una cuidada iluminación pone en la vista el sentido que el oído no alcanza a cubrir. Porque manda el silencio, que invade la noche solo rota por un claxon despistado en la ronda. Donde todo acaba, la noche empieza. La vida no deja de ser un contrasentido.
"Es un lugar de soñadores". Lo dice el tríptico al principio y el narrador al final. El cementerio "no deja de ser un testimonio fiel de nuestro pasado y ¿por qué no decirlo?, también de nuestro futuro", cumplimenta la organización. Un fotógrafo improvisado calcula mal el paso en un momento de la visita y cae con estrépito junto a una tumba. "Para haberse matado", suspira una visitante. No será por el sitio...
"Y los muertos aquí lo pasamos muy bien
entre flores de colores
Y los viernes y tal
si en la fosa no hay plan
nos vestimos y salimos
Para dar una vuelta
sin pasar de la puerta eso si
Que los muertos aquí
es donde tienen que estar
y el cielo por mi
se puede esperar"
(Mecano)