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El movimiento vecinal por el soterramiento de Trobajo suma 52 viernes a pie de vía

La batalla de la plataforma para eliminar los puentes cumple un año

Integrantes de la plataforma por el soterramiento en la senda peatonal adyacente al puente de Párroco Pablo Díez, ayer. FERNANDO OTERO

León

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La plataforma por el soterramiento del tren en Trobajo del Camino resuelve con esa construcción todo su objetivo; no otro; no el político, con el que le han querido contagiar desde diversos frentes que llevan un tiempo con intenciones de socavar la asociación; no el de la proyección externa, con el que han acabado otros movimientos vecinales, al dispersar el punto de mira y el disparo. El tiro de Trobajo busca a Adif. «Nosotros estamos con quienes quieren soterrar el tren en Trobajo», repite, incansable , la portavoz de la plataforma, que hoy representa un punto de resistencia que jamás supuso encontrar el Gobierno en su ideario de que el tren pasara a Asturias acantonado entre pasos elevados y edificios de viviendas, según el catálogo de la alta velocidad europea. A costa de condenar a la siguientes generaciones del perímetro urbano de León a una brecha que mantiene la división de la localidad, el gueto del acantilado, las dos orillas, los límites de entrevías. La plataforma se agitó con motivo de los planes de hacer recrecer, de acentuar las estructuras que proceden de la obra pública del Movimiento, del tiempo de la dictadura, del franquismo, mediado el siglo pasado. «Pasarelas de Alfonso XIII», como sentenció la plataforma al posicionar la resistencia ante la idea del Ministerio de Transportes.

La planificación de Adif iba viento en popa, hasta que los vecinos pasaron a la acción. Y entre las acciones, destaca la movilización de los viernes. Un año en la calle es un acontecimiento en León, tierra de gente reservada, que espera a que otro solvente la papeleta. En Trobajo del Camino, los vecinos, la plataforma contra el soterramiento, contraviene esa consideración atávica, de sumisión a decisiones políticas.

Los viernes de Trobajo son un acontecimiento a pie de calle, que recrea el episodio bíblico de David y Goliat; el débil, un colectivo de una localidad leonesa al borde de la vía, contra un gigante que suele imponer su criterio por la fuerza del poder y el boletín oficial. Y Trobajo no está en la lista de inversiones millonarias destinadas a soterrar el tren en otros lugares.

El agravio encendió a la vecindad, agitó a la plataforma. 400 millones en  Montcada (zona de origen de la ministra de Transportes); dinero sin tasa para Valencia; lluvia de millones en Almería; Murcia, que ganó una batalla ejemplar y modelo, con su lema del tren por abajo, la ciudad por arriba. «Y nosotros, dejados de la mano de dios, sin importar a nadie, sin inversión para meter el tren bajo tierra y acabar con los obstáculos en superficie», rememora Marta Román, mientras repasa este año de batalla continua, un hito, si se opone al largo historial de acato de León ante las decisiones arbitrarias del poder.

Tantos viernes, tantas movilizaciones, en las noches frías de invierno, las sofocantes tardes de verano, el silencio del caminar de los manifestantes sobre el puente, que es la agresión, roto por la voz de arenga que multiplica el megáfono, el mensaje, la creatividad de la revuelta con lemas que son ya célebres: «Mi abuela no puede subir a la pasarela»; «Trobajo, despierta, Adif te entierra». Así se libró el siguiente pulso, en septiembre, con una recepción del Gobierno y Adif al ejecutivo municipal de San Andrés, con el que se intentó asfixiar la resistencia trepaliense. Se cambiaron pasos elevados por inferiores. Se invirtieron los planos. «Y no sabemos más», recuerda ahora Marta Román sobre la efeméride del año de la resistencia de Trobajo ante el poderoso Adif, que jamás de los jamases l legó a suponer respuesta a hacer con las vías del tren lo que le venía en gana en el alfoz de León.

La plataforma por el soterramiento del tren en Trobajo ha hecho de la zona cero del ferrocarril, el paso de tráfico rodado de Párroco Pablo Díez, la pasarela azul que reaviva el modelo peatonal del siglo pasado , una barricada para acabar con la brecha . «Nosotros, lo que queremos es un Trobajo accesible, como estaba antes del puente», resumen miembros de esta plataforma, reunidos ayer para soplar la velas del aniversario de su primer año de los viernes contra Adif, parte del elenco de la resistencia. A esa hora, del mediodía de un domingo, pasa Julio en bicicleta. Se apea. Y anima a seguir con la lucha, «que no puedo subir este puente».