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No es casualidad: el cimiento de la ULE

La Universidad de León homenajea a Pablo Álvarez y Sara García en su primer acto público local Los astronautas leoneses ponen en valor la formación pública recibida: «No hay más límites que los que queramos autoimponernos»

Antonio Laborda, Pablo Álvarez, Juan Francisco García Marín, Sara García y Joaquín Barreiro, ayer en el Rectorado de la Universidad. RAMIRO

León

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No existen las casualidades. «Parece que lo es que nos hayan elegido a Sara y a mí, pero eso no hubiera sido posible si no hubiéramos tenido los cimientos adecuados que nos proporcionaron en la Universidad de León». Pablo Álvarez Fernández, uno de los cinco astronautas elegidos entre más de 22.500 candidatos por la Agencia Espacial Europea, y Sara García Alonso, una de las doce suplentes seleccionada en el mismo exigente proceso, visitaron ayer la Universidad de León en la que se formaron y recibieron el homenaje de la institución y la admiración de compañeros, profesores y alumnos en su primera visita oficial a la ciudad tras ser elegidos como los primeros astronautas del país en tres décadas.

«Desde que nos conocimos en el proceso de selección cada uno estaba convencido de que el otro sería seleccionado entre los miles de candidatos. Algo tendrá que ver nuestra formación en los institutos (Eras de Renueva y Padre Isla), y en la Universidad. Y el carácter leonés», presumió Álvarez. Que insistió en que «si León no hubiera contado con la ingeniería aeronáutica desde unos años antes de que comenzara mis estudios, hoy sería informático, abogado,... No hubiera podido ir a estudiar fuera. Es muy importante que ciudades pequeñas puedan contar con posibilidades para que cada uno construya su viaje».

Para la biotecnóloga Sara García es «maravilloso estar en León, en medio de la vorágine mediática» en la que han vivido desde el pasado 23 de noviembre. «Gracias a nuestra universidad, donde dimos nuestros primeros pasos. Para mi supuso un cambio en mi forma de pensar, me moldeó el cerebro en muchos sentidos, y me ayudó a salir de mi zona de confort y aceptar retos. Formarme en laboratorios, conocer investigadores,... Fue una etapa apasionante, increíble y tremendamente feliz».

La apretada agenda de los dos astronautas leoneses ayer en la ciudad comenzó con una visita al Rectorado. El rector de la ULE, Juan Francisco García Marín, comprometió el empeño de la institución en conseguir nuevas y punteras titulaciones, para que «todos los universitarios tengan una opción aquí». Y destacó a Álvarez y García como «un ejemplo y un estímulo para los que ahora están estudiando, desde todas las áreas de formación».

El rector apuntó que la implantación de nuevas titulaciones «no es un problema de buscar profesores, sino de tener suficiente dinero para ponerlas en marcha. Haremos sin ninguna duda que la Universidad de León siga creciendo y que cree nuevas oportunidades para todos».

El director de la Escuela de Ingeniería Industrial, Informática y Aeronáutica, Joaquín Barreiro, mostró su orgullo «por ellos, pero también por la Universidad. Que nuestros egresados hayan logrado la cima profesional en un duro proceso entre candidatos excepcionales no sólo avala su calidad personal, sino su formación en la ULE». Barreiro destacó la importancia de que los dos astronautas regresen a la Universidad y «transmitan a los estudiantes que desde una ciudad y una universidad pequeñas se puede triunfar. Hay oportunidades, sólo hay que aprovecharlas».

Por su parte el decano de la Facultad de Ciencias Biológicas y Ambientales, Antonio José Laborda, agradeció a los astronautas leoneses que hayan «hablado tan bien de la Universidad de León. Eso nos coloca en el panorama nacional e internacional» de la formación. Laborda mostró su orgullo por el logro de los astronautas y se sintió «copartícipe de vuestro éxito. En algo habremos contribuido. Aunque sin lugar a dudas el mérito es fruto de vuestras aptitudes y vuestra actitud».

Antes de visitar el Campus de Vegazana, los dos astronautas insistieron como mensaje para los estudiantes leoneses que con esfuerzo se puede llegar a cualquier parte, también desde una pequeña universidad y una pequeña ciudad. «Los únicos límites son los que nos autoimponemos». Ahí está su valioso ejemplo.