NUEVO AÑO, NUEVAS TASAS
El Gobierno compensará la gran subida de los peajes en León para que el usuario sólo pague la mitad
El incremento porcentual propuesto por las concesionarias es del 8,5%
El Gobierno no parece dispuesto a encontrarse en año electoral con los efectos disuasorios que entre los contribuyentes del norte peninsular iba a tener la subida de las autopistas de peaje . El subidón del peaje, la madre de las subidas del peaje que deriva de ese ajuste que con el cambio de año salda la diferencia entre perspectivas y objetivos cumplidos para las concesionarias. El incremento porcentual puede ser mayor de los registrados desde hace treinta años.
De eso saben los conductores leoneses, que soportan desde hace más de cuatro décadas, los últimos veinte años por partida doble, la carga impositiva de pagar por circular en dos estructuras viales claves para el desarrollo territorial; este reajuste, con la excepcionalidad de que el incremento porcentual se sale de todos los cánones soportables en una economía doméstica sacudida por la inflación y la inseguridad.
Tarifas por deuda
Aplicada la fórmula que define la actualización de las tasas de autopistas nacionales de pago, resulta que el 1 de enero toca revisión al alza; pero un alza capaz de desbordar el vaso de la paciencia del ciudadano; un 8,4%, según propuso el sector al Ministerio de Transportes, de acuerdo con el despegue del IPC de los últimos doce meses.
El Gobierno está decidido a intervenir directamente en el proceso, para enjugar con aportaciones directas a las concesionarias una parte relevante del coste que acabaría de repercutir en el bolsillo del usuario de la vía. Por eso ha creado expectación el próximo Consejo de Ministros, que cerrará mañana las sesiones del ejecutivo, cuando está previsto que se apruebe una partida capaz de soportar la cuantía económica que las concesionarias de los peajes van a recaudar a partir del 1 de enero para revocar el agujero vía precios.
Dinero y contribuyente
La subida generalista prevista para los peajes nacionales va a suponer que cada turismo que supere la barrera del peaje de La Magdalena, en la AP-66, tenga que pagar desde el próximo domingo 1,15 euros más de lo que cuesta hasta ahora; en la León-Astorga , esa subida supondrá que la tarifa oficial para que un vehículo ligero complete el trecho de 37 kilómetros sometidos a peaje se eleve en medio euro, y se coloque ya en la estela de los seis euros, al pasar de los 5,25 actuales a los casi 5,75.
El intervencionismo estatal previsto permitiría que a la tarifa final de la autopista asturleonesa solo se trasladarían poco más de medio Euro, sobre la cuantía del 1,15 que supondría aplicar el ajuste derivado del IPC.
La extensión de la gracia subvencionada por el Gobierno supondría, de igual forma, que la mitad del medio euro que va a subir el peaje de la AP-71 no llegue a la cartera del cliente.
Ajuste de escándalo
La dádiva del Gobierno tiene aplicaciones más concretas en algunos peajes que comparten concesionaria con la asturleonesa y con la León-Astorga, que supondrá bloquear y contener futuras subidas de tarifas en los próximos ejercicios. Varios medios de información económica dieron cuenta en ediciones de la semana pasada la determinación del Gobierno de enjugar deuda con estas concesiones, en una cuantía de 800 millones de euros, para compensar la inversión en reformas y obras que no han podido ser amortizadas por la actividad y la afluencia de tráfico.
Por primera vez en los últimos 20 se deja de aplicar el IPC en la revisión anual de los precios y tarifas en las autopistas de pago, que es la fórmula capital de referencia para ajustar estas revisiones desde el año 2002.
Las autopistas leonesas se asoman a ese tobogán de soluciones administrativas que no basta para acabar con el compromiso que ata el desarrollo económico del territorio a compromisos extendidos en el tiempo, y que obligarán a mantener este sistema de pagar por circular hasta mediado el siglo; los dos peajes de León copan el podio de los más longevos de la red de autopistas de peaje.
La batalla política y social que se ha sucedido en los últimos años contra supervivencia del peaje no ha aportado ninguna solución estructural; algunas puntuales, como ese último incremento en la aportación de los presupuestos del Estado para enjugar a través de compensación a las concesionarias las tarifas para usuarios recurrentes; el último aplicado entre León y Asturias, aporta recortes de dos tercios del precio a los vehículos que superen las barreras tres veces al mes.
La León-Astorga no ha llegado a disfrutar de esas mieles del descuento, a pesar de que, o tal vez por eso, es una estructura vital para la cohesión del territorio leonés. La imagen más celebre del mapa de tráfico en León es observar los cuatro carriles sometidos al pago con una densidad media de tráfico casi testimonial a la misma hora que el cauce paralelo de la N-120, en el corredor del Camino de Santiago, no deja espacio para un coche más entre camiones y ligeros que circulan en procesión entre embudos, travesías urbanas y zonas de acceso a áreas industriales en creciente demanda y oferta de actividad.
El cambio de año trae nuevas subidas para los conductores leoneses que emprenden rutas por estos cauces de gran capacidad y eficiencia; la alternativa, en ambos casos, para los peajes de Villadangos y Hospital y el de La Magdalena, son vías de doble sentido de la circulación, con las apreturas propias de la densidad de tráfico y las dificultades orográficas que se colocan en la balanza de las preferencias ante la oportunidad de pagar por circular un precio equivalente al consumo de combustible en el mismo trayecto.
Lo más inmediato para los conductores leoneses es pagar más a partir del 1 de enero; con el atenuante de que esta vez, el Gobierno está dispuesto a enjugar vía subvención la subida que se venía encima. El subidón.