ECONOMÍA
El autónomo se desangra y afronta exhausto la enésima ola de dificultades y freno al consumo
León pierde más de 7.700 negocios con las sucesivas crisis y enfila 2023 con un balance negativo de 506 emprendedores
Las dificultades para desarrollar un proyecto económico por cuenta propia se suceden en olas que ya no sólo parecen no tener fin, sino que suman un interminable lastre de debe y números rojos al precario equilibrio (mejor desequilibrio) por el que caminan los autónomos . Crisis financiera, pandemia, guerra, inflación desbocada, problemas de suministro, consumo de vaivenes incontrolables, ayudas y cambios impositivos constantes, costes laborales al alza,... Ser autónomo fue siempre una aventura, hoy es un calvario que ni siquiera se contempla ya como alternativa de autoempleo para probar suerte ante la inestabilidad laboral. Y no hay recambio generacional. Los jóvenes leoneses nunca quisieron asumir riesgos, pero su capacidad de emprender está en mínimos históricos.
La evolución de la cifra de autónomos en la provincia es más que preocupante, en una escalada de pérdida de efectivos que se produce desde hace ya años, pero que se acelera de forma alarmante en los últimos meses. León, la provincia con más pequeños emprendedores de la Comunidad, parece abocada a perder ese ‘trono’. Y no porque el autoempleo crezca en otras localidades, sino porque la destrucción de tejido productivo en un sector históricamente dinámico a nivel local está desbocada.
El nuevo régimen impositivo y el final de las medidas de sostén habilitadas durante la pandemia parece que tendrán un impacto dramático sobre los pequeños negocios en los próximos meses. Muchos de ellos en quiebra técnica desde hace meses. Se anuncia una avalancha de concursos y cierres traumáticos para el inicio del nuevo curso, aunque también se vaticinó para el final del verano, y el consumo parece haber sostenido unas expectativas cada vez más volátiles.
El caso es que León afronta un nuevo ejercicio de incertidumbre con 506 trabajadores por cuenta propia menos que hace un año, según los datos de la Asociación de Trabajadores Autónomos (ATA). Tras un leve espejismo veraniego 2022 cierra con 35.380 afiliados al régimen especial de la Seguridad Social.
Desde antes de la pandemia el ir y venir de iniciativas emprendedoras deja un saldo negativo de 1.166 negocios, entre los muchos que han probado suerte y los muchos más que se han rendido. La situación puede achacarse al covid: 2019 cerró con 36.546 autónomos, que rebajó hasta los 35.953 en el año de los cierres y confinamientos. 2021 dio un respiro entre restricciones que superó de nuevo los 36.000 autónomos (en concreto 36.136); pero el ejercicio que acaba de bajar la trapa envuelto en la nueva normalidad parece marcar la pauta: 35.380 cotizantes en el Régimen Especial de Autónomos.
Según las estadísticas de la Seguridad Social, la cifra de autónomos en la provincia apenas volvió a rozar los 36.000 en el pico del verano y de finales de 2020. Una caída constante desde los casi 39.500 del verano de 2014.
El mayor volumen de afiliados en el Régimen de Autónomos en la provincia se fijó en 2008, cuando no sólo la actividad estaba en máximos antes de la gran crisis financiera sino que se sumó al número de trabajadores por cuenta propia generales el contingente de casi 8.600 que provenían del Régimen Especial Agrario por Cuenta Propia.
Se estableció entonces un colectivo de cotizantes autónomos de 43.211, que desde entonces no ha hecho más que descender en la provincia, sin encontrar un punto de tranquilidad económica desde el que remontar. Hoy son 35.504. Son 7.707 menos.