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La promesa de hacer en San Andrés un plan ferroviario como el de Sants se cae

El nuevo agravio territorial con el soterramiento pone en duda el criterio del Ministerio de Transportes

Protestas vecinales ante la cita del Ministerio de Transportes en San Andrés. J. NOTARIO

León

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A San Feliu le tocó la lotería del soterramiento que va a dejar en Trobajo lo más parecido a una pedrea. Con el premio de consolación sólo se muestran efusivos algunos políticos locales, jaleados en las redes sociales por mandos inmediatos en la estructura orgánica autonómica por lo que se considera un éxito para el municipio.

La adaptación de las vías en superficie toma el nombre de Sants, por indicación de los promotores, en otra analogía que tiene de fondo los ecos de la inversión ferroviaria en Cataluña. Hasta ahí la similitud, porque la comparación pretendida con Sants se refiere a una terminal soterrada, con las vías deprimidas, las de cercanías, y metro; y en Trobajo se trata de renovar el paso en superficie a base de elevar esa superficie.

Casi al tiempo que Adif descubrió la suerte que le espera a Trobajo con el tren enseñó la inversión millonaria en San Feliu de Llobregat, donde se va a encargar de ejecutar el soterramiento por un importe total de cien (100) millones de euros, el doble de la dotación máxima que en el mejor de los casos alcanzará la intervención que supone esconder (que no soterrar, ni deprimir) la vía de la vista del que camine a pie por la calle.

La comparación se ha tomado como un agravio repetido, al que recurre de forma insistente el Gobierno cuando se trata de aplicar criterios y dinero para definir si una vía se soterra, se integra o, por contra, si se entierra el entorno. Sucedió en Montcada , con una aportación de entorno a 400 millones de euros; en Valencia, más tarde en Bilbao, y en algunos puntos de la cuenca Mediterránea, donde las soluciones urbanas y de permeabilidad se resuelven con la determinación que no acaba de tomarse para Trobajo.

La parte que defiende el soterramiento como única e irrenunciable solución a la brecha del tren en el área metropolitana de León no deja de preguntarse qué pasaría en el caso de que Trobajo fuera de Llobregat y San Feliu, del Camino.

Esta vara de medir vuelve a centrar la crítica a la gestión del Gobierno y lo que se empieza ya a entender como una «tibia» y «acomodada» respuesta de la oposición municipal.

Otra de las dudas que deja abiertas la intervención estelar del Ministerio de Transportes en torno al futuro de los pasos elevados de Párroco Pablo Díez y los nudos que taponan la movilidad y el desarrollo en el perímetro de la valla del tren es que las propuestas no van más allá de recreaciones virtuales. Y se fían a seis años vista. En San Feliu, en 10 semanas, excavarán el soterramiento que sueña Trobajo, sin ser de Llobregat.