León pierde voz, peso y objetivos en la nueva cumbre del Corredor Atlántico

León se queda en tierra de nadie en mitad de ese espacio que aspiraba a desarrollarse con la extensión del  Corredor Atlántico ; la segunda edición de este pasillo central de mercancías ferroviarias y logística.

La relación entre los territorios del noroeste que aspiraban a salvarse con motivo de la inversión y modernización estructural ha terminado diluida; lejos de aquella inspiración empresarial que gestó un movimiento en la periferia del país, desde la reunión de León en 2017, hace media docena de años, que fue el germen de una estrategia. Cumbre tras cumbre, se perdió el espíritu emprendedor de la propuesta que unió al noroeste. El Corredor Atlántico, versión noroeste, está ahora en manos de las administraciones, convertido en munición política de calibre grueso.

En la segunda cumbre de este año, el Corredor Atlántico (en 2023, avanza casi a una media de una cita mensual) da un nuevo salto cualitativo en el escalafón administrativo; este vez, convocada a instancias de la administración central, para la puesta de largo del comisionado nombrado por Transportes para saciar la falta de soportes burocráticos en torno a la estructura. Gijón (no León, como reclamaba el gobierno autonómico y algunos políticos del PP) será sede del nuevo cónclave, este próximo lunes, con la invitación que corre de parte del Gobierno, que le cede al Principado de Asturias el papel de anfitrión.

Incómodo cometido, si se tiene en cuenta que los gobiernos de Castilla y León y Galicia se toman como un desaire la fórmula de la convocatoria; el Corredor Atlántico, versión extendida, desde el inicio del Corredor en España, hace 12 años, sin deferencias hacia el noroeste que quiere entrar, y no ha entrado; el paso principal del Corredor Atlántico, de Hendaya a Aveiro, vía Burgos y Valladolid y Salamanca, lejos de ese noroeste que reivindica Galicia y reivindica Asturias y León; que reivindicaron los empresarios y cámaras de comercio de Galicia, León y Asturias, en aquella cumbre inicial en la Fele, en León. La cumbre del Corredor Atlántico de Gijón tiene silla reservada para trece consejeros de Fomento o Transportes de otras tantas autonomías en las que está replicado o proyectado el desarrollo del Corredor Atlántico, que en 2011 se pintó en los mapas como una femoral entre la costa portuguesa y Mannheim.

Ahora que la certeza fija los nodos logísticos del Corredor Atlántico lejos de León (estarán asentados en La Coruña, en Vigo, en Gijón y Monforte de Lemos, por la parte extendida del noroeste, además de en Valladolid, Salamanca (donde acaba de fijar una inversión millonaria la Junta) y Lezo (sobre el mapa central de este trazado) León entra en la nueva era en la relación que le queda por disfrutar con esta estructural principal europea del movimiento de mercancías muy alejado de los objetivos que se fijó aquel invierno de 2017, cuando fue parte fundacional de la sección noroeste, hoy diluida entre cumbres.