Las feministas denuncian presiones para dejar su agenda y corear ideas políticas

Tras tres siglos de lucha por el feminismo «que ha logrado avances», según admiten, el Movimiento Feminista de León se reivindica más que nunca contra «las presiones constantes» que asegura están recibiendo para «dejar de lado» la agenda feminista de reivindicaciones «y abrazar unas corrientes basadas en los sentimientos personales y las elecciones individuales», indicó la portavoz Encina Gutiérrez.Por eso el 8-M efectuarán su propia manifestación (18.30 horas, desde Ordoño II a la plaza Mayor), en una «vuelta a los orígenes» con cuatro puntos clave: la igualdad de derechos entre hombres y mujeres en todos los órdenes civil, laboral, familiar, social y económico: la abolición del género opresor; el fin de la violación machista y la explotación reproductora y en favor de una historia y un lenguaje que no invisibilice a la mujer.

El Movimiento reconoció que los años en que se organizó la huelga en favor del feminismo se unieron a partidos y sindicatos, pero ahora quieren marcar la línea de su agenda porque son críticas con las políticas del Ministerio de Igualdad. «En cinco años se han liberado 1.000 millones de euros y no sabemos dónde han ido, ni se ha hecho un seguimiento ni una evaluación de los avances para erradicar la violencia contra las mujeres. Irene Montero ha intentado legislar en materia de trata, cuando ya está penada y sin perseguir la prostitución», puntualizan, y muestran «dudas de la eficacia en avances de derechos esta legislatura».También son críticas con la ley Trans, porque el Feminismo «quiere abolir los géneros y esta ley los reconoce como identidad y permite que una autodeclaración sea suficiente para el cambio registral de sexo sin aportar documentos, un cambio físico o de nombre». Creen que «otorga un privilegio que no tiene nadie, porque nadie se puede autodeclarar discapacitado, huérfano, refugiado o desprotegido, e impacta negativamente en la fiabilidad estadística en violencia, salud, empleo y cuotas paritarias». Gutiérrez es partidaria de la dimisión de Montero y opina que «se nos quiere hacer creer que la máxima expresión de los Derechos Humanos es la apología de todo sueño individual por delante del bien común y colectivo».