León se convierte en referente en tratamiento de heridas complejas

Dicen que cada herida es única en su tipo según la persona que la padezca, su estado de salud y sus hábitos de vida. Y para las lesiones rebeldes, que persisten, no cicatrizan, se abren y causan dolor e incomodidad, las enfermeras de práctica avanzada de Atención Primaria , que pusieron en marcha en 2020 una unidad de referencia pionera en los centros de salud de León, ya ‘juegan con Mesi’.

El aparato, transportable e inalámbrico, ha permitido dar un salto cualitativo en la valoración de enfermos que no estaban totalmente catalogados, al servir de indicador de la enfermedad arterial periférica, una dolencia cardiovascular con una alta tasa de mortalidad. Mesi mide ese riego arterial de manera automática en un minuto y puede hacerlo a domicilio.

Antes, la medición tradicional con el ultrasonido doppler era larga y complicada, frente a la radiografía numérica que aporta Mesi en el campo de la lucha contra las heridas crónicas, «porque con más datos se acierta más», explica la directora de Enfermería de Primaria, Ana Rivero, quien matiza que la máquina, similar a la que mide la tensión arterial , da pistas para saber si es adecuado o no tratar a ese paciente con un vendaje, con compresión, recurriendo a determinados productos o el grado de necesidad de derivarlo al Hospital.

De hecho, la nueva unidad, que maneja 300 casos, la mayoría de patología venosas (80%) y muchos de personas mayores, pero no solo, busca aliviar a los pacientes, mejorar su calidad de vida con la búsqueda de nuevas técnicas y medicinas desde un abordaje en su conjunto y enseñar el autocuidado, lo que incide en un menor número de visitas al centro de salud y también al Hospital, donde hasta hace dos años funcionaba en solitario el servicio de heridas complejas donde se remitía a todos los usuarios.

«Ahora en la unidad de primaria se establece un triaje de gravedad antes de derivar al Complejo Asistencial a un herido. Primero se le intenta curar en la medida de lo posible, se valora y se le realiza un estudio que aporta muchos datos al especialista si conviene remitirle al Hospital o surgen síntomas de alarma por comorbilidades del paciente», precisan.

Por eso tras enfrascarse en impulsar la nueva unidad y dotarla de medios y profesionales, ahora dan un paso más impulsando las primeras jornadas nacionales de heridas en atención primaria, que se desarrollarán en el Museo Diocesano y de Semana Santa los días 27 y 28 de abril para 400 profesionales del país, en colaboración con el Colegio Oficial de Enfermería. En la cita de dos días «se pondrá en común lo que se está haciendo en esta materia. Y lo que se presenta no será un hablar por hablar, porque se basa en la evidencia científica. Pretendemos aunar técnicas y usar un mismo lenguaje, y ya estamos desarrollando una línea de investigación con la Universidad y el Hospital para mejorar la calidad asistencial de estas personas», señala otra de las implicadas, Natalia Álvarez.

Por su parte, la enfermera Elena García Mateos (desde el ambulatorio de José Aguado) recuerda que «la idea de la unidad surgió antes de la pandemia, para hacernos referentes en heridas complicadas que no evolucionan de forma favorable y llevan a los afectados a un ciclo de antibióticos, ingresos hospitalarios , consultas de un especialista a otro e incomodidades. Una rueda de la que desde la unidad se les puede ayudar a salir». Explica que en el tratamiento de las llagas crónicas lo frecuente no es abordarlas yendo a la causa y se perpetúan.

Por eso investigar el origen de la lesión es una de las principales funciones de la nueva unidad de referencia en el cuidado de heridas, como expondrán en el congreso, gracias a lo cual «se soluciona un altísimo porcentaje y, además, al paciente solo lo lleva un profesional y evita ser derivado de un especialista a otro y quedar en tierra de nadie». Elena García asegura que, además, los pacientes que llegan con heridas crónicas «son la punta del iceberg de lo que hay, porque unos por abandono al ver que no se curan, otros por desconocimiento y algunos porque se quedan en el circuito de un profesional a otro, no llegan a la unidad de referencia».

Los sanitarios que integran el servicio llevan años formándose y especializándose en el cuidado de esas heridas que pueden derivar de un problema venoso, arterial, endocrino o por la fragilidad de la piel, sobre todo, en personas mayores. «Buscamos la etiología y nos formamos de manera continua para intentar resolver las lesiones. Hay pocas que no se puedan corregir o al menos aportar una calidad de vida mucho mejor al paciente», indica. Además de investigar de qué viene y buscar el tratamiento, en la unidad «se imparte educación al paciente sobre cómo realizar la higiene de la zona, qué ejercicios físicos desarrollar e incluso cómo comer porque parte de la cronicidad puede venir de la ingesta».