El alfoz ‘da’ la nota
Municipios pequeños de 5.500 y 7.500 habitantes como Sariegos y Valverde demuestran que la iniciativa municipal de apostar por la música es un éxito, sus escuelas forman a 620 alumnos; Villaquilambre y San Andrés aportan otros 260
Dicen que quien canta, su mal espanta y que sin música, la vida sería un error. Y el fenómeno creciente que vive el alfoz leonés de la mano de violines, guitarras, pianos, flautas y voces demuestra que la iniciativa municipal de abrir escuelas de música constituye todo un acierto. Bien lo saben municipios pequeños de sólo 5.500 y 7.500 habitantes pero muy activos como Sariegos y Valverde de La Virgen, que han experimentado un bum de solicitudes. De hecho, la escuela de Valverde abrió sus puertas en 2006 con apenas 70 estudiantes y los ha multiplicado hasta alcanzar los 420 actuales.
En el caso de Sariegos, «cumple un sueño», porque el centro «comenzó su andadura en mitad de una pandemia. Una piedra en el camino que no frenó en absoluto la iniciativa del Ayuntamiento en hacer viable las clases poniendo todos los medios posibles, instrumentos de primera calidad y mobiliario para equipar las aulas en un tiempo record junto con equipos de luz, sonido y butacas para el auditorio», recuerda el alcalde, Roberto Aller. La recompensa, doblar el número de inscritos hasta los 200 alumnos desde su reciente apertura en septiembre de 2020.
En un edificio de una planta y de corte moderno con capacidad para crecer, la escuela de música ubicada en Azadinos suena con fuerza e imparte, como curiosidad, sus especialidades en un modelo bilingüe de español-inglés. Suma ya dos coros (uno mixto de adultos y otro de voces blancas que reúnen a 27 cantores), una banda de 25 músicos, una curiosa orquesta de acordeones de 18 miembros, combos de 8 y hasta una batucada de percusión brasileña integrada también por 18 personas.
«Con los 97 de las agrupaciones, superamos ya los 200 en las diferentes actividades. Nuestra esperanza es convertir Sariegos en un referente en cuanto a la música y educar en cultura a los ciudadanos. Es un esfuerzo en mantener una actividad de calidad con una apuesta firme desde el primer minuto que vale la pena», resalta.
La Escuela Municipal de Música de Valverde, ojito también derecho del Ayuntamiento, ha sabido hacerse un hueco entre los amantes de los instrumentos y atraer a estudiantes de León capital y de municipios más alejados como Gradefes. Tras trece años de funcionamiento, en 2019 se trasladó a un edificio propio de tres plantas de 400 metros cuadrados, que se levantó al lado de la Biblioteca de La Virgen del Camino. Imparte las clases en diez aulas y con una plantilla joven de 16 profesores. La mitad de su alumnado son jubilados con muchas ganas de mejorar, según confirma su director, Antonio Escoriza. En su oferta destaca piano, guitarra clásica y eléctrica, saxofón, trompeta, violín, flauta travesera, gaita, percusión tradicional, música y movimiento, coro, lenguaje musical e informática. Precisamente en Informática Musical fueron pioneros al impartirla en León. Recurren a un software que permite escribir sobre un pentagrama, convertir en música esos acordes e importar la canción que se desee sin necesidad de copiarla, con sólo descargarla de una gran biblioteca de la Red.
La herramienta digital se llama Musescore y permite guardar y compartir partituras en internet, ver y reproducir los pentagramas en el navegador web e incluso sincronizar una partitura con un vídeo en Youtube. Su grandeza es servir de editor musical, lo que multiplica sus posibilidades de utilización.
Ángel Barja, la escuela más antigua del alfoz abierta en 1993 en San Andrés del Rabanedo, está pendiente desde hace casi siete años de su traslado al rehabilitado edificio Araú de Trobajo del Camino para disponer de más espacio y crecer en alumnado en un municipio de 33.000 vecinos. Sus instalaciones actuales limitan en cierto sentido las plazas y acogen actualmente a 120 estudiantes. «Estamos a tope porque el centro del Rincón del Sol es pequeño», indican. Con sus ocho profesores, enterraron a la sardina con una batucada, ofrecen el tradicional concierto de Navidad y despliegan un gran elenco de actividades.
En Villaquilambre, la prueba piloto que se efectuó en 2008 con una escuela Rockscholl se ha consolidado con carácter mixto público-privado. La titularidad está en manos de la asociación de enseñanzas artísticas Legato, mientras el Ayuntamiento cede las aulas que ocupan en el antiguo colegio de Villaquilambre pueblo y la casa de cultura, lo que se traduce en precios especiales para los empadronados. Forman a 140 alumnos desde los 2 años con diez profesores. Organizan muchas dinámicas fuera del aula con actuaciones, inciden en la formación clásica y de rock y mantienen varios convenios con la Universidad para realizar actividades y para acoger a universitarios de la rama de Educación que les da créditos y poder realizar sus prácticas.