Diario de León

EL ABANDONO, CADA VEZ MÁS PATENTE EN LA CIUDAD

CUIDADO CON LA MUGRE, EL HOYO Y LA BALDOSA

La ciudad es ejemplo de falta de mantenimiento en los acerados, asfalto, mobiliario e iluminación. La suciedad y la maleza, junto con la mala imagen que dejan decenas de pintadas, alejan a León del siglo XXI

Un morrillo, a los pies de la muralla de Ruiz de Salazar

Un morrillo, a los pies de la muralla de Ruiz de Salazar

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León

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En un paseo rápido por las calles céntricas de León se echa en falta mantenimiento , un abandono que extiende sus tentáculos hacia los barrios. Los pasos de cebra que rodean a la emblemática plaza de la Inmaculada están desconchados y sus franjas partidas, al igual que en el 90% de pasos del resto de la urbe, que tampoco ha logrado conectar sus tramos de carril-bici y deja al centro desnudo de ciclovías salvo un tramo en la calle Independencia y una conflictiva convivencia de bicicletas y vehículos en la avenida Padre Isla.

La situación de mendicidad, no siendo fácil, también se ha descontrolado, con varias personas que duermen en los portales de Padre Isla y bajo el alero de la iglesia de Santa Nonia, principalmente.

La promesa de recuperar « una ciudad limpia » que manifestó el alcalde en su discurso de 2019, choca con la mugre detrás del Museo de León, donde los niños que juegan ‘se pegan’ casi literalmente al suelo y con su calle adyacente y peatonal, La Alhóndiga, que podría bautizarse como un «meódromo» al aire libre, porque atravesar ese pequeño vial junto al instituto Juan del Encina sólo se puede efectuar corriendo y tapándose la nariz. Si de algo, además, adolece León es de iluminación nocturna creando inseguridad por las noches.

El abandono es aún más palpable en el casco histórico, centro neurálgico de los turistas, y en los barrios. La Sal, Las Ventas, el Húmedo o Santa Marina son ejemplo de desidia para reponer baldosas, bordillos, papeleras, bancos...

Todo ello aderezado con un sinfín de graffitis que convierten algunas calles en boca de lobo. La intención de relanzar el comercio se ha topado con la realidad de una retahíla de locales abandonados, cubiertos de pintados y suciedad.

Además, decenas de aglomerados han sido fallidos. Como fallido fue el millón de euros empleado en Ordoño II con una pintura que se ha desvaído y que ha difuminado el color verde, y la necesidad de retoque con una nueva inversión para igualar bordillos y calzada sin retorcerse un pie.

Información fotográfica elaborada por: Ramiro, Fernando Otero Perandones, y J. Notario

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