Valverde decide soterrar los contenedores y los vecinos echarán la basura en buzones
El Ayuntamiento elimina el impacto visual de los residuos con 153.000 €
Adiós a los contenedores. O, al menos, a su incómodo impacto visual en las calles. El Ayuntamiento de Valverde de la Virgen ha decidido modernizar el sistema de depósito de los residuos que efectúan sus vecinos y soterrará los contenedores verdes, amarillos, azules y grises que ahora ‘florecen’ en las calles de sus pueblos para dejar en superficie unas islas sólo con buzones metálicos.
La junta local de este Ayuntamiento del área metropolitana ya ha dado luz verde al ambicioso plan de soterramiento de contenedores de residuos urbanos, dentro del fondo de cooperacion local de la Junta de CyL. De modo que el gran cambio que experimentarán sus localidades al suprimir de las calles los grandes contenedores se efectuará con una inversión de 153.186 euros subvencionados íntegramente por el Gobierno autonómico.
Ahora se acometerán las primeras siete islas con los buzones de acero inoxidable de colores para verter la basura orgánica, el papel, el cartón, el vidrio y los envases. Estarán conectados por una boca con los contenedores que se entierran debajo sobre una plataforma elevadora. De modo que cuando llegue el camión de la basura y, gracias a un sistema hidráulico, levantará ‘la tapa’ de la isla con los contenedores, los vaciará y los volverá a soterrar. El alcalde, David Fernández, destaca que el proyecto persigue borrar el impacto visual y de otra índole que generan los grandes contenedores, además de cumplir los objetivos de desarrollo sostenible.
El Ayuntamiento fue el primero en el alfoz que comenzó a gestionar con sus medios la recogida de basura en 2008. Acababan de superar los 5.000 vecinos y el servicio era caro. Hicieron números y la gestión directa les costaba un 40% más barata. De modo que los 23.000 euros al mes que pagaban se redujeron a 12.000 euros. Dos años después asumieron también el servicio de agua, precedido de una curiosa historia. En 1966 el magnate del imperio Coronita, el leonés Pablo Díez, abrió su chequera y decidió aportar la friolera de cincuenta millones de pesetas para traer el agua potable a León ciudad desde el embalse de los Barrios de Luna. Las tuberías subterráneas llegan desde Velilla de la Reina al término municipal de La Virgen del Camino, donde se construyó la planta de tratamiento y desde ella se distribuyó a dos depósitos situados en Oteruelo y a otros dos en la carretera de Asturias. Fruto del acuerdo, el benefactor exigió que la capital suministrara el agua a La Virgen. Un caudal de 20 litros por segundo que la localidad recibió puntualmente durante casi medio siglo.