La tala de tres grandes pinos enfrenta a los vecinos del paseo de Salamanca
Los ecologistas denuncian el «arboricidio» y acusan al Ayuntamiento por dar el permiso
La tala de tres pinos en el interior de un patio vecinal privado de la calle Truchillas, en el entorno del Polígono 58, junto al paseo de Salamanca, se convirtió ayer en un problema público. La autorización dada por el Ayuntamiento de León, a instancias de la solicitud del representante de una de las comunidades de vecinos que alega peligro de caída de los ejemplares, terminó con los tres árboles hechos leña, con la factura pagada por los particulares, antes de que otros habitantes de los tres portales implicados pudieran hacer valer su llamamiento de auxilio para frenar el «arboricidio».
La solicitud, canalizada a través de Ecologistas en Acción, llegó tarde. El escrito solicitaba que se revocara el decreto del concejal de Desarrollo Urbano, Luis Miguel García Copete, amparados en que carecía de «virtualidad jurídica por haberse tramitado en fraude de ley». La reclamación se apoyaba en que se había admitido la solicitud presentada por «una persona que no representa al conjunto de los propietarios de Residencial Salamanca, sino únicamente a los vecinos de una de las tres comunidades copropietarias», además de que incidía en que no se había «tenido en consideración el escrito presentado en el Ayuntamiento el 22 de febrero de 2023 por los vecinos de Residencial Salamanca fase I que se oponen a la tala y dejaron constancia de su deseo de conservar los árboles en el acta de la asamblea celebrada el 25 de mayo de 2022».
Como cierre, los vecinos a favor de la conservación incidían en que se había admitido, «sin comprobar su veracidad», el informe de una empresa de podas que «ni siquiera identifica correctamente la especie de los tres árboles a talar», dado que habla de «pinus nigra (pino laricio) y en realidad se trata de dos pinos silvestres (pinus sylvestris) y un pino piñonero (Pinus pinae)». «Los argumentos con los que se pretende justificar la corta no son ciertos: ni los árboles son peligrosos, ni están enfermos, ni sufren plaga de procesionaria», sentenciaban, después de reseñar que el problema se debía a que habían «sufrido una poda nefasta y agresiva, al cercenar su vía terminal». Aunque admitían que en uno de ellos «una rama horizontal gruesa podría desplomarse por efecto del viento y la lluvia y resultar peligrosa por estar situada sobre un banco», por lo que recomendaban «podarla».
Pero sin que ni siquiera diera tiempo a la respuesta por parte del Ayuntamiento, los tres árboles estaban antes de mediodía en el suelo, ante la mirada de los vecinos promotores, que insistían en la peligrosidad, la plaga de procesionaria que habían tenido y la suciedad que originaban los pinos, sobre todo en los pisos más bajos. Ahora, de acuerdo al decreto, las comunidades tendrán que plantar tres nuevos árboles de «especies adecuadas». «Los beneficios ambientales que procuraban estos árboles maduros, como sombra, retención de contaminantes, de polvo y de ruido, no los darán, hasta dentro de muchos años, los brinzales que se llegaran a plantar para sustituirlos», auguran los Ecologistas.