INFRAESTRUCTURAS
La León-Benavente regresa a sus años de calvario con baches y velocidad limitada
Cinco años después de las primeras reformas, se repiten los daños y limitaciones en el tramo leonés de la A-66
Obras, carriles cortados y limitaciones de velocidad después de cinco años de obras en la León-Benavente. FERNANDO OTERO
La León-Benavente está como estaba; como en aquellos años de silencio del boletín oficial que no atendía la urgencia de los baches y los botes de los usuarios. La principal vía de salida del norte de España hacia el progreso del interior vuelve al punto de partida: hay trechos en los que el estado del carril derecho compromete la seguridad.
La situación límite se comparte con zonas de intervención para corregir el declive; lo más grueso se localiza ahora al sur del límite provincial, justo en ese tramo que la ruta de la plata lleva hasta los empalmes de las autovías de las Rías Bajas y la del noroeste, con un desvío de plataforma y zona de circulación de doble sentido. Un peligro para el tráfico en horario nocturno, porque la oscuridad y la deficiente señalización de la alternativa ponen en solfa hasta la determinación de los conductores que avanzan a tientas durante varios kilómetros. Salir de la provincia de León y acceder a ella por carretera de alta capacidad se pone cada día más caro.
Parches
Y más lento; en la León-Benavente se extienden algunos tramos con la señalización de postín que se eligió como fórmula para evitar que el deterioro hiciera mella en los vehículos, y en los ocupantes. Aquella prohibición con límite de velocidad a cien, y la alerta por firme sinuoso que se hizo célebre en 2018 se mantiene como el único remiendo efectivo de la normativa a la falta de eficiencia de arreglo de los remiendos sobre la capa de rodadura. Que los hay; remiendos y pegotes, en esa parte de la calzada de la derecha, que está atrapada en gran parte del territorio leonés por un esquema en bucle del que trata de huir sin éxito en los últimos cinco años; de la última década, si se toma en cuenta la fecha real de la herencia de las primeras grietas que han terminado por justificar el cambio de los límites de velocidad generales para autovías y vías de cuatro carriles.
Limitaciones en la A-66 por causa del firme. FERNANDO OTERO
La alta capacidad que padece León por la A-66 resuelve los problemas sin variación a las soluciones dispuestas hace un lustro, duramente criticadas por la orientación política que entonces ocupaba la oposición y ahora demora otras medidas desde el Gobierno.
La zona de acción de la primera parte de la reforma, la plataforma izquierda en territorio leonés, desde la continuidad de los enlaces al nudo de comunicaciones en Valverde de la Virgen y hasta el límite provincial entre León y Zamora, de más de 53 kilómetros, se adjudicó en seis millones y medio de euros, casi la mitad de la cantidad presupuestada para esta encomienda en un primer intento de rehabilitación.
En agosto de 2018 llegaron las primeras intervenciones para acabar con la secuencia de baches, grietas y hundimientos que convirtieron la A-66 en un suplicio diario para frecuencias de ocupación diaria de hasta veinte mil vehículos.
Cinco años después, en algún tramo de a autovía se suceden las mismas escenas; doble carril en la misma plataforma, limitaciones a cien por hora, y rebajes del firme que meten al vehículo en otra dimensión.