Los usuarios recuperan el truco de circular por el carril izquierdo para evitar baches

Fue una de las primeras argucias elegidas en la época dura de la A-66; hileras interminable s de vehículos que circulaban por el carril exterior, con el fin de evitar el suplicio de asfalto repisado, baches, grietas, socavones.

Vuelve el fenómeno del conductor sobre el suplicio de la autovía más relevante para la conexión del extremo norte, de la periferia más extrema, acosado por el mal estado del vial, en este ciclo repetido de deterioro que ya es un clásico en la León-Benavente.

Como aquella primera vez, se ha elegido limitar la velocidad en vez de mejorar el piso; de momento, la señal triangular que alerta de firme sinuoso domina gran parte de estos espacios en forma de bañera, en los que aparece un escalón y un rebaje en la capa de rodadura, el salto, la inercia, y otra vez a empezar. El tiempo parece detenido sobre un vial que ha padecido achaques en la mayor parte de su vida de servicio, desde que se convirtió en el mito que acabó con la condena de la comunicación de la capital leonesa a la dependencia de una carretera de dos carriles.

La primera licitación de reforma de la autovía León-Benavente se completó en el año 2017; la primera adjudicación se concretó por la mitad de los licitado; la secuencia parece colocada ahora en el punto de partida, con las limitaciones extendidas y los sistemas de control de velocidad a pleno rendimiento sobre una plataforma en declive.