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RAZONES PARA LA REIVINDICACIÓN

El leonesismo o las mil formas de defender los intereses de León

Empresarios y profesionales respetan las «distintas sensibilidades», pero exigen pragmatismo en lo que urge a León. «Con quimeras no hay progreso, sino con realidades». La sangría poblacional es el eje de los problemas locales. Sin empresas y empleo, sin infraestructuras, es imposible fijar población

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La defensa de los intereses de León gana terreno en el debate político a medida que la situación de la provincia se recrudece. En lo demográfico, lo económico y lo social. La reivindicación que nace del sentimiento de agravio y de la constatación de que las posibilidades de futuro se reducen sin que se adopten medidas decididas y efectivas (ni desde fuera ni desde dentro de la provincia) toma cuerpo en un sentimiento leonesista que claramente tiene un respaldo social, y del que pretenden sacar rédito las distintas opciones políticas.

Un leonesismo que en la estructura de partidos se traduce en la aspiración a un nuevo mapa autonómico, aunque como parte del tejido social y económico local responde a una larga tradición de puesta en valor de lo provincial y reivindicación de las inversiones y medidas que saquen al territorio de un letargo que se prolonga ya durante demasiado tiempo.

No es un letargo exclusivo de León. La España vaciada, el retraso económico del Noroeste peninsular (a excepción de las provincias atlánticas gallegas), el envejecimiento, la ausencia de mecanismos de cohesión y el abandono de los grandes proyectos vertebradores dibujan un paisaje de desequilibrio territorial creciente, cuya reversión se antoja cada vez más compleja, pero sobre la que se vuelcan también las exigencias de los leoneses.

Un sentimiento generalizado que en los períodos electorales se pelea, cada vez en mayor medida, como el disputado voto del leonesismo. Cada partido, y dentro de cada partido cada candidato, busca argumentos para arañar las papeletas que arrastra este descontento territorial. No necesariamente desde la ruptura con el marco institucional actual. La reivindicación económica, social y cultural viene de lejos, desde mucho antes de que el actual mapa autonómico tomara forma. Como lo hace el bercianismo, la realidad al otro lado del Manzanal. Son los cabos sueltos del debate territorial.

Distribución de los recursos
«Vivimos en una comunidad autónoma con dos regiones claramente diferenciadas, y lo ecuánime es que ambas tengan las mismas oportunidades de crecimiento»

En las elecciones autonómicas de febrero del año pasado ‘el leonesismo’, de la mano de la Unión del Pueblo Leonés (UPL), mostró el vigor de la reivindicación territorial al lograr tres procuradores en las Cortes de Castilla y León. En los últimos meses el partido llevó la moción sobre León Solo a los 211 municipios de la provincia. En 65 ayuntamientos se presentó, y se aprobó en 57, que representan el 50,82% de la población de la provincia.

Más allá de esta intención, y también sobre la mesa de debate de los distintos movimientos leonesistas (o de ‘leonesidad’, como se han denominado otros que se desmarcan de las etiquetas políticas y abogan por el «compromiso político para poner por delante» el futuro de la provincia) la apuesta es en el momento actual la de poner en el centro del debate los intereses de León y las exigencias de lo que se requiere para avanzar. El leonesismo va así muchomás allá de lo que se ha dado en denominar el ‘Lexit’ (en referencia al Brexit).

Al final son las empresas el motor para fijar actividad y población, lo único que puede revertir la situación. Sobre la estructura administrativa autonómica y planteamientos de futuro el presidente del Círculo Empresarial Leonés (CEL), Julio Álvarez, es contundente: «Con quimeras no hay progreso, sino con realidades y pragmatismo». En lo que empresarios y profesionales coinciden es en que el principal problema de León es la sangría demográfica, tanto como en que sin empresas y actividad es imposible fijar población, retener a los jóvenes. Y eso exige priorizar inversiones e infraestructuras que se dilatan interminablemente sin llegar a su fin.

Álvarez explica que en su organización hay «múltiples sensibilidades y opiniones políticas», y «el marco más adecuado para defender los intereses de la provincia es la propia Constitución». A lo que añade: «Vivimos y desarrollamos nuestra actividad empresarial en una comunidad autónoma con dos regiones claramente diferenciadas, Castilla y León, y lo más sensato y ecuánime es que ambas tengan las mismas oportunidades de crecimiento económico y prosperidad social, con la aplicación de políticas que distribuyan con equidad los recursos públicos en función de las necesidades».

También José Antonio Cuba, presidente de los colegios profesionales ColproLeón, reconoce que existen «distintas sensibilidades entre los 24 colegios y más de 20.000 profesionales» que agrupan. Pero «la provincia puede defenderse desde cualquier partido político u organización, lo importante es tener voluntad de apoyar los proyectos que nos hagan avanzar». El presidente de la Federación Leonesa de Empresarios (Fele), Juan María Vallejo, no entra en el debate porque «la realidad es que empresarios, políticos y sociedad estamos para avanzar juntos. Tenemos que impulsar lo que nos une con los territorios que tienen necesidades como las nuestras, ahí está por ejemplo nuestra apuesta por trabajar con Asturias y Galicia en la reivindicación de infraestructuras». Desde la Cámara de Comercio de León su presidente, Javier Vega, explica que la institución «apoya abiertamente todas las propuestas, de cualquier formación política, que supongan crear y mantener empleo».

Núcleo duro de la despoblación

La despoblación es el primer problema que apuntan todos los consultados. León es una de las once provincias que conforman el ‘núcleo duro’ de la despoblación en la España interior, según un exhaustivo informe de Funcas. Zamora, Salamanca, Lugo y Orense también forman parte de este grupo, junto con Ávila, Segovia, Palencia y Soria, además de Cuenca y Teruel. «Son las provincias que más población han perdido en las últimas décadas, las que tienen menor densidad de habitantes y una población más envejecida». El informe apunta, sin embargo, que «sus registros económicos son mejores que las de los otros dos grupos» en los que divide a las 23 provincias que forman parte de esa España interior despoblada: «Tienen una base industria aceptable, su VAB per cápita está alrededor de la media nacional y su tasa de paro es comparativamente baja». Aunque los propios autores reconocen que esta tasa de paro baja «concuerda con un menor peso de la población joven»; y que la sensación de creación de riqueza se debe a un «efecto compensación». Tiene su explicación «en la pérdida de población, no es el dinamismo de sus economías». El crecimiento del VAB en «todas las provincias que más se despoblaron se basó principalmente en un incremento de productividad asociado a la destrucción del empleo agrario». Es un efecto «singularmente apreciable» en provincias como León, Zamora, Orense, Soria, Palencia,...

El geógrafo Jaume Font, de la Universidad de Barcelona, señala en Las Españas despobladas que la provincias con decrecimiento más claro son Salamanca, Zamora, Orense y Lugo, junto con «todo Asturias». E incide en que en la península hay «dos grandes espacios poco poblados: el noroeste, sobre todo Orense, Lugo, Zamora, la zona rural de León y Salamanca y la Asturias interior; y el sistema Ibérico».

Está claro también que la estructura productiva leonesa avanza en una terciarización que le aleja del objetivo industrial, el sector por cuyo fortalecimiento se aboga con las infraestructuras reclamadas.

La estructura productiva y la generación de riqueza en la provincia queda claramente establecida el Producto Interior Bruto (PIB) provincial. Según el último dato publicado por el Instituto Nacional de Estadística (INE), la producción provincial fue en 2020 de 9.343 millones de euros, volvió a niveles prácticamente de 2016 con la pandemia, tras superar los 10.000 millones de euros (10.093) el año anterior.

Las producciones
Una cuarta parte del PIB provincial lo genera el empleo público, otro tanto comercio y hostelería

El gran negocio de la producción leonesa sigue siendo la enorme estructura administrativa: una cuarta parte de la riqueza que se genera, 2.316 millones (150 menos que el año anterior al covid) tiene su origen en la actividad de las administraciones públicas, incluyendo sanidad y educación. Le siguen los servicios a las empresas, con casi un 22% de la producción generada, 2.045 millones de euros; y el comercio y la hostelería, con más del 20% de la actividad. A pesar de que este último es el sector que más sufrió en el año de la pandemia: bajó de los 2.454 millones de euros a los 1.928, con lo que en realidad supone otra cuarta parte de la producción provincial.

La industria ronda el 14% de aportación al PIB, si se excluye la energética se sitúa en menos del 10%, con poco más de 900 millones de euros. Y menos peso tiene la construcción, que se contrajo con fuerza también con la crisis sanitaria y quedó en 504 millones de euros, algo más del 5% de la producción; y la agricultura y ganadería, que fortalecieron ese año su participación en la actividad provincial, aunque los 407,5 millones de euros que generan suponen apenas un 4,3% de la producción provincial.

Por lo que se refiere al empleo, según los datos de la Contabilidad Regional, en 2019 (antes del efecto del covid) estos sectores sumaban 170.000 trabajadores, de ellos 57.300 en los distintos servicios de las administraciones, el grupo más ha crecido: en casi 2.000 personas desde la crisis financiera de 2007. Por el contrario comercio y hostelería han reducido su número de trabajadores, de 57.300 en 2007 a los 53.700 en 2019.

Las reducciones más fuertes se han producido en este período en la construcción, origen de la crisis, que ha pasado de 26.700 a 11.300 trabajadores; y en la industria, sobre todo por el fin de la minería del carbón, que pasó de 26.200 a 18.400 empleos. En agricultura y ganadería se han reducido en más de 2.000, hasta los 8.400.

El mensaje de los empresarios frente a esta situación también es claro. «Hay que dejar de decir que en León no hay nada. Tenemos herramientas para desarrollarnos, pero nos falta peso y apoyo. Eso vamos a pedir», reclama Vallejo. Coincide Cuba: «Sólo desde la unidad de quienes elegimos para representarnos se evitará que León empequeñezca más. No podemos perder la esperanza, es el futuro de esta tierra. Pero hay que salir a la calle a exigir lo nuestro».