Así se prueba con explosiones la resistencia de las tuberías de agua dentro del túnel de la Variante de Pajares

Las promesas con la Variante ferroviaria entre León y Asturias ya circulan a mayor velocidad de la que van a alcanzar los trenes en servicio comercial. La urgencia electoral se topa con una secuencia de datos que contravienen el relato compartido por las autoridades sobre el corto y medio plazo de los túneles.

Detonaciones controladas en las galerías auxiliares tratan de recrear el efecto que sufrirían las paredes del túnel ante el paso de un convoy a 160 kilómetros por hora, y las consecuencias de las vibraciones derivadas de esa velocidad sobre el revestimiento de las galerías; para comprobar, si, ese aleteo interior que deja la estela del tren , le hace mella a la tubería que lleva el agua canalizada que se fuga de León a Asturias, si la estructura diseñada dispone de la suficiente resistencia para aguantar el envite del tren.

En la vida secretara de la Variante se trabaja sobre los dos condicionantes que van a tener más peso en la eficiencia de la nueva estructura, cuando la nueva vía entre en servicio; el agua y la velocidad se encuentran a la puerta de la seguridad, elemento sobre el que pivota toda la estrategia para completar la apertura del túnel.

En la Variante de Pajares se concentran ahora esfuerzos para poner en hora el reloj de las pruebas, la solera sobre la que se edificará el calendario de puesta en servicio a finales de año; noviembre, fecha adelantada por responsables de organismos gubernamentales a comienzos de este mes para alfombrar el tránsito entre elecciones de buenas perspectivas con esta herramienta política de los túneles de la alta velocidad, parece una fecha apresurada a ojos de los colectivos ferroviarios encargados de ajustar la puesta en marcha del proceso.

En el mes de junio entrará a la Variante el 106, uno de los modelos de este diseño Avril, destinado al parque móvil del banco de pruebas de Adif. Este 106, que aporta una nueva imagen a los trenes laboratorio del administrador de infraestructuras, ampliará las pruebas clasificadas por la hoja de trabajo planificada por la BT, que ha marcado algunos inconvenientes.

El nuevo elemento de análisis llegará a León remolcado porque no dispone de la homologación necesaria para circular hasta estas vías en las que se dedicará a verificar condiciones de circulación y otras características técnicas a tener en cuenta para abrir la Variante al servicio comercial.

Hay otros detalles que no contribuyen a generar confianza en los equipos técnicos que acometen los planes de pruebas; el salto de tensión de alterna a continua, y viceversa, es uno de los asuntos que no terminan de aportar fluidez al proceso.

El 106 del administrador ferroviario entrará en los túneles amparado por ese sobrenombre célebre que se ha ganado ya entre bastidores ferroviarios, debido a su aspecto con el perfil aerodinámico del Avril y el color verde hortaliza que le aplica el gestor; el Calabacín sobre raíles para desentrañar algunas dudas que por ahora restan certeza a la proyección en máximo rendimiento de las galerías.

Se mantienen las pruebas para ajustar el ERTMS, los controles del sistema de seguridad, y la señalización para la circulación ferroviaria; así, hasta alcanzar escalón a escalón la cúspide que exige la agencia de seguridad ferroviaria para dar el permiso al paso de los trenes comerciales; luego, llegarán las pruebas de trenes de viajeros que debe de llevar a cabo Renfe, de forma paralela a las complementarias para la evacuación de pasaje.

Está la Variante y sus túneles auxiliares. Con una vida interior y secreta que escapa al optimismo que la política trata de transmitir sobre el futuro inmediato de las galerías. En esa vida paralela está registrado el primer paso de un tren, al que sucedió en cadena un desplome de señalización y elementos del túnel.