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PERFIL

La figura de Matías Llorente, el sindicalista férreo que hizo de la agricultura una empresa

Matías Llorente campo

León

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Corría el año 1978 cuando un joven Matías Llorente de 26 años de edad, comenzó a saltar a las portadas de los periódicos de la provincia de la mano de Gerardo García Machado, con quien bajo las siglas de UCL (Unión de Campesinos Leoneses) empezaban a protagonizar las primeras protestas en la capital para defender los derechos de los trabajadores del campo.

Por aquel entonces ya ostentaba cargos de responsabilidad como la vicepresidencia de la Cámara Agraria de León, o la coordinación Intersindical Remolachera en uno de los momentos más críticos del sector, cuando los agricultores estaban a merced de las azucareras, todas ellas en manos privadas, que pagaban a 700 pesetas por tonelada y que se negaban a comprar los excedentes de producción que por aquel entonces llegaban a las 120.000 toneladas. Fue entonces cuando se comenzó a hablar de la posibilidad de crear una planta azucarera que fuera de los agricultores. 

Su férrea defensa de los derechos de los agricultores hizo que en 1979 fuera detenido por la Guardia Civil, junto al presidente del sindicato García Machado, y otro compañero por unos actos de sabotaje perpetrados en la estación de Renfe de Astorga y en la N-VI a la altura de Riego de la Vega antes de una manifestación convocada en León. 

Dos años más tarde, en 1981 nace ACCAL (Agrupación Comercial de Agricultores Leoneses), una cooperativa creada en Riego de la Vega al calor del sindicato UCL, y que cinco años después sumaba cinco mil asociados y facturaba mil millones de pesetas, convirtiéndose así  en la más importante de Castilla y León, y también de las más fuertes del país.

En 1984 comenzaron los primeros enfrentamientos públicos entre los dos líderes del campo, alimentados por una forma diferente de entender el sindicalismo, y por la decisión del presidente, García Machado, que volvió a ser reelegido ese mismo año, de pactar con el PSOE en las distintas instituciones provinciales, como ayuntamientos o Diputación, algo que para Llorente alejaba al sindicato de su labor reivindicativa e imparcial a la hora de defender sus intereses. En  diciembre de 1985 Matías dimite como vicepresidente de UCL, después de ocho años en el cargo, alegando motivos familiares. Le sustituyó en el cargo Ángel González Quintanilla. El fallecimiento de su padre le obligó en ese momento a hacerse cargo de explotación familiar dedicada al cultivo en invernaderos, aunque siguió vinculado al sindicato como militante de base.

En mayo de 1987 recibió uno de los premios como Campesino del Año que por aquel entonces otorgaba la Junta de Castilla y León, por su explotación en Cabreros del Río. Ese mismo año se presentó en las listas del PSOE a las Cortes de Castilla y León y en junio de 1987 entró como diputado provincial por el partido judicial de Astorga.

Llegó a ser vicepresidente primero bajo el mandato de Alberto Pérez Ruiz. Volvió a la vicepresidencia de UCL ese mismo año, para retomar con fuerza la defensa de los agricultores, en especial de los remolacheros, hasta que en el 92 se produce la ruptura total con este sindicato, en concreto con García Machado, sentencias judiciales de por el medio y por deudas millonarias sin saldar, que le empujaron a crear un nuevo sindicato agrario, con el amplio apoyo tanto del PSOE, con José Luis Rodríguez Zapatero a la cabeza, como del resto de sus compañeros sindicales, sobre todo de la zona del Esla. Fue el final de 15 años de UCL y el nacimiento de UGAL.

También es el final de ACCAL, que arrastrado por las deudas de UCL y por una mala gestión económica, quiebra, y todos sus bienes son embargados por Caja España por deudas que sumaban los 250 millones de pesetas.

Llorente inicia un nuevo proyecto en Ugal, con el que intensifica su defensa de los intereses del campo y que cada vez suma más afiliados. En la asamblea general celebrada en octubre de 1993 se acordó casi por unanimidad adquirir acciones de la cooperativa La Zarza por valor de tres millones de pesetas. Fue en ese encuentro cuando un Matías Llorente renovado, y siempre visionario, hizo una defensa del sindicalismo y el cooperativismo como única opción de futuro para los agricultores. Se empieza a hablar de una posible fusión con el sindicato UPA, que se materializa semanas mas tarde, dando lugar al que hoy se conoce a Ugal-UPA, y que entonces sumaba dos mil afiliados. Más fuerte que nunca, y tras la desaparición de la cooperativa La Zarza, empieza a dar forma a Ucogal (Unión Comercial de Agricultores y Ganaderos de León, Sociedad Cooperativa).

En ese mismo año. Matías Llorente asume también la presidencia de  la Comunidad de Regantes de la Margen Izquierda del Porma, que acogía a cinco mil regantes de 26 localidades que sumaban 12.500 hectáreas. Es en ese momento cuando comenzó el proceso de modernización de esta zona, que hoy goza de importantes infraestructuras que permiten el regadío modernizado.

Ucogal suma hoy los 723 socios pertenecientes a toda la provincia de León, cuenta con 28 trabajadores y supera los 25 millones de euros de facturación al año.