Diario de León

El último golpe de Sánchez obliga a Feijóo a una movilización general

El PP pasa de la euforia a encarar una campaña sorpresa en la que el PSOE le ligará a Vox

El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, a su llegada a la rueda de prensa ofrecida tras la convocatoria de elecciones generales anunciada ayer por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. JAVIER LIZÓN

El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, a su llegada a la rueda de prensa ofrecida tras la convocatoria de elecciones generales anunciada ayer por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. JAVIER LIZÓN

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EFE

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No habrá que esperar a fin de año. Los españoles volverán a votar en unas generales tan pronto como el 23 de julio. Lo anunció ayer Pedro Sánchez en una comparecencia sin preguntas en el Palacio de la Moncloa. Es su respuesta, inesperada, tras el catastrófico resultado cosechado por el PSOE en las elecciones autonómicas y municipales del domingo. La decisión implica que el jefe del Ejecutivo asume en primera persona, y así se encargó él mismo de subrayarlo, la debacle que ha pintado el mapa de azul. Pero también tiene mucho de «estratégico», según sostienen los socialistas.

Sánchez, reunido de madrugada con el núcleo duro del Gobierno y el partido, llegó a la conclusión de que no podía permanecer seis meses gobernando en una situación que le habría convertido, en descripción de un veterano de su partido «no en un pato cojo, sino tetrapléjico», con el riesgo de ruido interno que eso pudiera conllevar. Su cálculo es que las opciones de remontar el descalabro serían mucho menores a final de año que si en dos meses se pone al electorado progresista ante la tesitura de validar o corregir el último veredicto de las urnas.

En Ferraz esgrimen que, mirados con detenimiento los resultados de las municipales, las posibilidades de frenar a la derecha no son tan escasas porque la distancia que les sacaron los populares fue de tres puntos (algo más de 700.000 papeletas). Creen que en torno a medio millón de votantes progresistas se quedó en casa y ahora aspiran a un movimiento reactivo. «Hay un elefante en la habituación que se llama Vox», dicen.

Su objetivo es, además, intentar reagrupar a la izquierda y ya avisan de que habrá una «apelación descarnada» al voto útil. Más aún ante el nada descartable escenario de que Yolanda Díaz no sea capaz de forjar un acuerdo para que Podemos se suba a Sumar en los escasos diez días que tiene de margen para presentar su candidatura.

También juega en su contra el hecho de que Alberto Núñez Feijóo, tenga margen para postergar cualquier acuerdo autonómico con el partido de Santiago Abascal hasta después del 23 de julio. En muchas comunidades autónomas no existen plazos para la investidura, pero incluso donde los hay, como la Comunidad Valenciana o Extremadura, los populares podrían ir a una primera sesión fallida, sabiendo que tendrían luego otros dos meses por delante para cerrar un pacto.

En todo caso, existe un reconocimiento más o menos generalizado en el PSOE en torno a que Sánchez ha hecho «lo mejor que podía hacer». Desde la dirección van más allá y defienden que el suyo es un ejercicio de «honestidad democrática» que «entronca con la épica del personaje». «Es ganar o morir. ¿Cuál era la alternativa, continuar desangrándose hasta diciembre?», insisten. En el PSOE ha hecho piña con Sánchez y consideran «valiente» el adelanto.

El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, llamará hoy al PP a no bajar la guardia y trabajar para ampliar en las elecciones generales del 23 de julio los resultados de las autonómicas y municipales del domingo con el objetivo de culminar la «derogación del sanchismo». Además, dará protagonismo a sus ‘barones’ y candidatos tras el triunfo del PP este domingo y haber «barrido» al PSOE en muchas plazas, según fuentes ‘populares’.

Feijóo ha convocado a las 12.00 horas una reunión de la Junta Directiva Nacional del PP, máximo órgano de partido, que congrega a más de 400 cargos entre miembros del Comité de Dirección, barones territoriales, entre ellos el presidente de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco.

De la euforia a recobrar modo electoral en horas. El PP se fue a dormir con una victoria inapelable y prácticamente se ha levantado en campaña, con una convocatoria sorpresiva de elecciones generales con la que Pedro Sánchez busca cambiarles el paso y vincular a Alberto Núñez Feijóo con Vox.

Los populares necesitan alianzas con Vox en seis autonomías y en varios consistorios y la campaña coincidirá con el plazo en el que se constituyen los ayuntamientos, el próximo 17 de junio, y los Parlamentos autonómicos, a partir del 13 de junio.

Aunque en algunos casos la formación de los gobiernos regionales puede retrasarse, la constitución de las Mesas de los Parlamentos dará ya una pista de las negociaciones del PP, que sólo ha logrado mayoría absoluta en la Comunidad de Madrid, La Rioja y Melilla.

Tanta importancia le da Sánchez a este contexto que al anunciar la convocatoria electoral destacó que tras el 28-M numerosas instituciones pasarán a ser administradas por nuevas mayorías conformadas por el PP y Vox.

De esta suma dependen la Comunidad Valenciana, Aragón, Extremadura, Cantabria, Baleares y, en menor medida, pues basta con la abstención, la Región de Murcia. La coincidencia de la campaña con el escenario postelectoral entraña riesgo para el PP, aunque con matices.

Por el momento, el órdago de Sánchez ha evitado que la victoria del PP este 28-M protagonice el debate político, tal y como admiten en Génova. Los populares pierden además una baza para desgastar durante seis meses a Sánchez y tienen que aparcar la euforia para configurar listas y fijar prioridades.

Abascal tendió ayer la mano al PP pero ya avisó de que no tolerará «ningún chantaje». El líder de Vox aseguró que «ya existen contactos» con Génova y celebró el adelanto electoral anunciado por Pedro Sánchez.

Esa es la gran incógnita que sobrevuela ahora mismo en las filas de tanto Vox como de PP: de qué manera conseguir que los resultados de estos comicios se traduzcan en un cambio político de la mayoría de territorios.

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