El ADN confirma que los restos hallados en un pozo son los del empresario desaparecido en 2019
-Su desaparición se relaciona con la de otro empresario cuyo cuerpo sin vida fue hallado en Ciudad Real hace meses
Un guardia civil extrae parte del cadáver del empresario desaparecido en 2019. EFE
Las pruebas de ADN han confirmado que los restos óseos hallados en el fondo de un pozo en una finca de Manzanares (Ciudad Real) son los de Jesús María González Borrajo, el empresario de Vitoria (Álava) de 57 años que desapareció misteriosamente en esta localidad en junio de 2019 cuando había acudido a una cita para vender dos vehículos de alta gama. Así lo confirmó este miércoles la subdelegada del Gobierno en Ciudad Real, Ángeles Herreros.
Los restos se hallaron en el fondo de un pozo de más de 45 metros de profundidad y apenas 40 de diámetro después de días de dura búsqueda pues la Guardia Civil tuvo que recurrir a una máquina especial para llegar al fondo del pozo en busca de restos humanos: un brazo mecánico de acero con pinzas para introducirse sin problemas en el pozo. La nueva maquinaria permitió a los agentes acceder al sondeo y extraer varias bolsas con ayuda de una cámara introducida la semana pasada.
La Guardia Civil culmina así unas investigaciones que el pasado mes de marzo permitieron el hallazgo en una finca de Valdepeñas (Ciudad Real) del cadáver de otro empresario desaparecido en similares circunstancias: Juan Miguel Isla, de 59 años, que desapareció en Manzanares en el verano de 2022 cuando había acudido a esta localidad desde Alicante para cobrar 50.000 euros por la venta de unas fincas.
El equipo que extrae los restos del cadáver del empresario en el pozo. EFE
En la resolución de su desaparición resultó clave la colaboración ciudadana después de que la Guardia Civil difundiera el pasado mes de enero en sus redes sociales fotos del Renault Clio con el que Isla se desplazó a Manzanares y del que no quedó rastro alguno. La publicación de estas imágenes permitió su localización en un aparcamiento a las afueras de la ciudad de Albacete.
El mismo intermediario En ambos casos el intermediario había sido Antonio Caba, un vecino de Manzanares que habría contado con la colaboración de otro vecino, Gaspar Rivera, transportar y ocultar los dos cadáveres.
Fue, precisamente, Gaspar Rivera, quien confesó a la Guardia Civil su participación en ambos crímenes y quien facilitó la investigación para esclarecer la desaparición de Jesús María González Borrajo, empresario del sector de las máquinas tragaperras.