Esto es lo que va a comer el rey Felipe VI en su visita a León

Ha pasado casi un milenio desde que un rey niño decidió que no podría gobernar sin contar con sus súbditos. Y al igual que en 1188 León se convirtió en cuna de la historia democrática gracias a la decisión de Alfonso IX, este viernes la ciudad volverá a ser cuna parlamentaria con una reunión de alto nivel, pero también gastronómica para agasajar al actual monarca del país, Felipe VI .

El menú estará confeccionado totalmente con los manjares de esta tierra, escogidos de norte a sur y de este a oeste. No consistirá en una comida al uso, sino en un cócktail que se servirá en el magnífico Claustro de San Isidoro, donde el joven Alfonso IX, que no había cumplido la mayoría de edad, tuvo la osadía de llevar al pueblo llano y darle voz por primera vez junto a los clérigos y nobles.

Quince camareros atenderán a las 240 personalidades llegadas de Europa y África que se concentrarán en torno a la fuente de ese espacio mágico donde se hizo historia, entre las cuales estarán presentes las fuerzas vivas de la ciudad. Y seguro que las bandejas que pasen harán girar más de una cabeza pidiendo otro canapé y otra brocheta porque el menú que se prepara es auténticamente leonés, elaborado exclusivamente con productos locales de kilómetro 0.

Entre ellos, los comensales podrán degustar a partir de la una de la tarde de este viernes estupendos cuencos de arroz con botillo del Bierzo, quesos y embutidos de la provincia, ajo blanco de Santa Marina del Rey, salmorejo con tomates de Mansilla, trucha del Órbigo, puerros de Sahagún, por supuesto cecina y morcilla leonesa y de postre chocolate Santocildes de Astorga.

Un elenco de productos estrella de la provincia para que todos los comensales se vayan con buen sabor de boca y puedan difundir las bondades de León, no sólo como origen del parlamentarismo democrático, sino como epicentro gastronómico de primer nivel.

Felipe VI bien podría efectuar un guiño a esta tierra, donde también nació el castellano con la Nodicia de Kesos, vistiendo alguna prenda que evoque a su predecesor hace 835 años, ya que las páginas de historia describen a Alfonso IX casi tan alto como él (1,80 metros), también de ojos claros, y atestiguan que entró al Claustro majestuoso con su manto de armiño con vuelta púrpura del color de León, ceñida la corona real y cetro en mano.