Los leoneses no renuncian a las vacaciones a pesar de que los precios turísticos se disparan
El coste de los viajes organizados sube un 23,6% en un año y las familias optan por reducir los días que pasan fuera
La prevalencia del consumo de viaje y ocio marca con una fuerza que no se doblega ante la inflación o las dudas políticas y económicas las decisiones de gasto de las familias. La fortaleza de la economía y la buena evolución del empleo son factores que apuntalan estas decisiones de gasto, a pesar de que la escalada de los precios y las hipotecas (muy por encima de los salarios) se ‘come’ buena parte de su renta disponible.
El caso es que el encarecimiento de los productos de viaje no desanima a los leoneses a la hora de marcharse de vacaciones. Sí condiciona la duración, las salidas al extranjero y sobre todo el presupuesto en destino, pero el sector turístico ha vivido un buen inicio del año y espera batir todos sus récords este verano. Eso sí, con una reorganización de los gastos que se destinan a un tiempo de ocio al que los ciudadanos parece que no están dispuestos a renunciar por nada.
«La realidad es que hemos vuelto al cliente prepandemia, han desaparecido todas las restricciones. Y no se nota un cambio de hábitos en los viajeros sobre sus preferencias, aunque los viajes al extranjero son menos. Sin embargo, sí apreciamos una preocupación mayor por la seguridad, que se traduce en una contratación de seguros de viaje y coberturas que antes no era tan frecuente». Lo explica Jerónimo Fernández Lázaro, presidente de la Asociación Provincial de Agencias de Viaje de León (Aprolav), que justifica el incremento de los precios en viajes y alojamientos por el encarecimiento de los combutibles y los productos básicos (sobre todo alimentación) de los últimos meses.
Los paquetes turísticos (con una gran incidencia del notable incremento del precio de los vuelos) y los hoteles están entre los grupos que más han incrementado sus precios en el último año, confirmados por los datos del Índice de Precios al Consumo (IPC) publicados este miércoles, que aún no reflejan el verdadero tirón de la demanda en julio y agosto.
En León el coste de los paquetes turísticos ha subido un 11% sólo en el último mes, dos puntos más que la media nacional, y hacer turismo con esta fórmula es hoy un 23,6% más caro que hace un año. También han registrado un fuerte incremento los precios de los servicios de alojamiento, casi un 5% más caros en junio, acumulan así un 11,6% de encarecimiento en un año.
Los precios suben pero según el Observatorio Nacional de Turismo Emisor (Observatur) casi 9 de cada 10 ciudadanos viajará este verano, y casi la mitad de la población reservó con antelación su destino, a pesar de la tendencia creciente en los últimos años a buscar en el último momento dónde ir y alojarse. El caso es que los primeros datos del verano indican que la evidente pérdida de poder adquisitivo que afecta a la mayor parte de los ciudadanos no implica renunciar al viaje estival.
El gasto medio crecerá en menor medida que los precios de viajar y alojarse, y eso implica, según la evolución de los precios en León (en sintonía con la evolución nacional) que la contención del gasto en el destino repercutirá por ejemplo en la restauración. De hecho, de los grupos de actividad implicados en el turismo en la provincia es el que menos ha incrementado sus precios: el mes pasado sólo subió sus precios en León un 0,6%, y casi un 7% más cara que en junio del año pasado.
El encarecimiento del precio de los aviones favorece a los destinos nacionales, y aunque el sol y playa sigue reinando (el Cantábrico avanza frente al buen tiempo siempre asegurado en los destinos mediterráneos y andaluces) el hecho de que seis de cada diez turistas haga sus vacaciones en su coche privado favorece la diversidad de los destinos. Objetivos más cercanos y de fin de semana siguen ganando terreno, y ahí los múltiples atractivos de León tienen son un reclamo creciente.
Sobre todo entre el turismo nacional, porque aunque el internacional está regresando a la provincia, lo hace de forma mucho más cauta que antes de la pandemia. Especialmente en los destinos rurales.