El lamento de los técnicos: «Lo que arreglamos de día, se nos estropea por la noche»
Hay pocos días sin sobresaltos en el cuaderno de fin de campaña marcado en el calendario de puesta a punto y entrada en servicio de los túneles de la Variante de Pajares. Por una u otra cuestión, la fecha de apertura al las circulaciones comerciales se tacha de optimista por parte de operarios y responsables de alguno de los vectores ferroviarios implicados en este estreno. A los desajustes que han provocado el aplazamiento por dos veces de las últimas fechas de apertura fijadas, se unen nuevos imprevistos, que se creían ya superados después de acometer con ímpetu y un desembolso relevante de presupuesto la costura de las grietas por la que llegó a entrar un río de agua de León hacia la cuenca cantábrica. «Lo que logramos arreglar de día, se estropea de noche», es una expresión que forma parte del lamento de los ingenieros y más personal del departamento técnico que está en primera línea del frente de esta prueba de tesón y aplomo para la obra pública del país.
Las hendijas no son el único detalle que origina desavenencias entre la realidad y lo proyectado con las galerías. Hay otras que afectan a los ensayos y a las circulaciones en pruebas.
La entrada de la locomotora 256 a sondear el espacio del túnel ha dejado un rosario de inconvenientes que deberán de en contra soluciones inmediatas, al tratarse este del modelo elegido para llevar las mercancías a través de la nueva conexión entre León y Asturias, que va a jubilar la rampa.
El parte de los trayectos de la 256 recoge problemas en la alternancia de la tensión, que dentro de los túneles, o en la plataforma de la Variante, dispone de cambios de alimentación de corriente alterna a corriente continua; en la red convencional sólo se nutre de esta última.
En esas condiciones de ansiedad, a cuatro meses de lo que se define como fecha definitiva de la apertura de la Variante, línea nueva entre paréntesis de vía convencional, al Avril se le espera como un mesías.