¿Qué pudo provocar tanta violencia en el crimen de Katia Santamarta?
-El cuerpo de la víctima, de 57 años, ha aparecido en un pozo de su propiedad con signos de violencia -Los indicios de criminalidad son claros, según la investigación
La Guardia Civil investiga la muerte por causas violentas de una mujer de 57 años en Reliegos, cuyo cuerpo ha aparecido sumergido en un pozo de la localidad propiedad de la víctima, según han confirmado fuentes de la Subdelegación del Gobierno en León. La víctima se llama Katia Santamarta y regenta una empresa de productos ecológicos, la Huertina de Reliegos, en la misma localidad.
La investigación , que se encuentra bajo secreto de sumario, se ha iniciado a raíz de la denuncia de una amiga de la víctima, quien se percató de la desaparición de la mujer, a quien no se le veía desde la mañana del viernes y ese mismo día la amiga denunció su desaparición. Un conocido suyo encontró el cadáver en un pozo propiedad de la víctima el sábado hacia las tres de la tarde.
No figuran denuncias de violencia de género previas, aunque la Guardia Civil mantiene abiertas todas las líneas de investigación y de momento no hay ningún sospechoso detenido.
El coche de la víctima apareció a un kilometro de su vivienda en una finca en la que ella iba a trabajar.
No obstante, el subdelegado del Gobierno en León, Faustino Álvarez, ha señalado que los indicios de criminalidad son claros y que este es el motivo por el que la jueza ha decretado el secreto de sumario.
Amante de la agricultura
La víctima cumplió con su finca de Reliegos el sueño de ser agricultora y dedicarse al campo, especialmente a la agricultura ecologica, cuya produccióne estaba avalada por un certificado de la Junta. Katía compartía su día a día con voluntarios y personas a las que alojaba en su casa de forma ocasional o temporal y no se descarta la vinculación de alguna de ellas con el caso.
Katia vivía la ecoagricultura como una «forma de vida» y movía su negocio a través de las redes. Amante del aire libre, afirmaba que nunca montaría una tienda física porque no podría estar donde más le gusta, en su huerta y escuchar a sus clientes exclamar «¡qué bien huele la lechuga!».
Fruto de este contacto cercano con sus clientes, Katia Santamarta acostumbraba a entregar la cesta de verduras directamente en la puerta de casa, o asesorar a los clientes que se acercaban directamente a la Huertina para abastecerse de productos de la tierra.