El PP olvida su oferta de pacto a la UPL sumido en su guerra interna

La noche del 23-J, con León subido al rebufo nacional que dejó a Alberto Núñez Feijóo lejos de la playa de La Moncloa , Ester Muñoz salió al vestíbulo de la sede del paseo de Salamanca a festejar que «en estos ocho meses» que lleva como presidenta ha «convertido al PP en un partido ganador».

La UPL, apostilló en medio de una pausa para que se le escapara una sonrisina sarcástica, «se ha quedado donde nadie ni siquiera pensaba que estaría», en referencia a los 23.121 votos que les hubieran hecho falta para conseguir ese «diputadillo» sobre el que ya había ironizado la líder popular en campaña. Nadie diría, con esas técnicas de cortejo, que necesita a los leonesistas para gobernar en la Diputación. Nadie. Ni siquiera los propios aludidos, que esperan desde hace dos semanas a que les traslade la propuesta que le pidieron después de un mes y medio anterior sin noticias. 

Aunque ahora, la UPL duda con cuál de los dos PP de León debe negociar: el oficial de Ester Muñoz, que no ha logrado imponer a sus candidatos a diputados en ninguno de los cinco partidos judiciales decididos, o el crítico del alcalde de Almanza y expresidente provincial, Javier Santiago Vélez, que suma ocho escaños de ocho posibles en la guerra interna, incluido el suyo, sobre el que auparse para ocupar el mando. 

A Javier Santiago Vélez sólo le queda para convertirse en aspirante sin oposición ganar la batalla en el partido judicial del Bierzo, donde se prevé que las votaciones se convoquen para el día 8 de agosto, resuelto ya el recurso judicial que bloqueaba el Ayuntamiento de Villablino. En esa junta electoral, se batirá su lista, formada por los alcaldes de Puente Domingo Flórez y Balboa, Julio Arias y Juan José López Peña, y el concejal de Cabañas Raras Manuel García. Enfrente tendrán a los oficialistas, que promueven al primer edil de Molinaseca, Alfonso Arias, la concejala de Oencia Noelia Pombo y el regidor de Carracedelo, Raúl Valcarce.

Este último figura como candidato oficial , incluso con las bendiciones de Génova. No se hizo público hasta el domingo 9 de julio, cuando el aparato provincial envió una nota en la que informaba que el 27 de junio anterior había sido aprobada la candidatura por parte del «comité electoral nacional». Apenas cinco días antes, en un acto de campaña, ante las preguntas de los periodistas, Muñoz había insistido en que eran «filtraciones interesadas» y que no había ningún candidato postulado.

Aunque Valcarce ya había formado parte del comité negociador, junto al procurador autonómico Ricardo Gavilanes y Ester Muñoz, que se reunió, por única vez con la UPL, el 5 de junio. Entonces, recién celebradas las elecciones, los populares se limitaron a reclamar su primacía como lista con más diputados para que les dejaran gobernar —aunque el partido más votado en el total provincial fuera el PSOE—, sin hacer esfuerzo alguno por el Ayuntamiento de León, donde estaban en la situación opuesta. 

No hubo más contactos hasta hace dos semanas, cuando Muñoz habló por teléfono con el secretario general de la UPL, Luis Mariano Santos, quien ni siquiera había estado en la reunión de junio. La presidenta popular argumentó que no se había movido porque pensaba que los leonesistas tenían ya un pacto con el PSOE. La conversación se cerró con el acuerdo de entregarles un documento de propuestas ; el mismo planteamiento que habían trasladado a los socialistas.

El PSOE hace días que lo ha hecho: un plan en el que se comprometen a impulsar la terminal de mercancías en el aeropuerto , rescatar el teleférico de Vegacervera y ejecutar la modernización de Leitariegos, además de ceder dos vicepresidencias y un puesto en la Femp.

El PP todavía no se ha movido. Ni hay documento. Ni queda claro quién cuenta con autoridad para trasladar los compromisos que luego tendrían que hacerse efectivos. El PP que Muñoz presume haber «convertido en un partido ganador», en la Diputación, por ahora no ha ganado nada.