Escalera de letras y colores para un mecano de ayudas y prebendas
El carné de prebendas y ayudas articulado por legisladores de la UE, contra la opinión de los usuarios, se identifica en la luna delantera del coche: cuestión de colores: la Etiqueta 0 emisiones, Azu (858, en León)l; señala a los vehículos más eficientes. Tendrán derecho a esta etiqueta eléctricos de batería, eléctricos de autonomía extendida, eléctricos híbridos enchufables con una autonomía de 40 kilómetros o vehículos de pila de combustible.
Etiqueta Eco: (6.628, en León)forma parte de un estrato que se nutre de de vehículos híbridos, o gas, o ambos. Son los eléctricos enchufables con autonomía inferior a 40 kilómetros, híbridos no enchufables vehículos propulsados por gas natural y gas (GNC y GNL) o gas licuado del petróleo (GLP).
Etiqueta C, verde (71.230, en León): Son coches de de combustión interna que cumplen con las últimas emisiones euro. Turismos y furgonetas ligeras de gasolina matriculadas a partir de enero de 2006 y diésel a partir de septiembre de 2015. Vehículos de más de 8 plazas, excluido el conductor, y pesados tanto de gasolina como diésel, matriculados desde 2014.
Etiqueta B, amarilla (86.184, en León). Motor de combustión interna que no cumplen con las últimas especificaciones de las emisiones euros aunque sí que lo hacen con anteriores. Tendrán derecho a esta etiqueta turismos y furgonetas ligeras de gasolina matriculadas desde el 1 de enero de 2001 y diésel a partir de 2006. Vehículos de más de 8 plazas y pesados tanto de gasolina como diésel, matriculados desde 2006.
El resto, el 50% más contaminante, no tiene derecho a ningún tipo de distintivo por no cumplir los requisitos para ser etiquetado como vehículo limpio.
Si se aplicaran de forma literal las normativas que persigue la política ambiental de la Unión Europea, con directivas y reglamentos que se extienden a cada país, más de cien mil vehículos (110.911) quedarían en León al margen de la legalidad y de las condiciones de circulación que han empezado a aplicar algunas ciudades; aunque la presión social, manifestada en algunas ocasiones mediante el voto, ha logrado detener esta marea de acoso y derribo al vehículo que se alimenta de combustible fósiles, en engranaje burocrático que impulsa Bruselas avanza como una apisonadora sobre las legislaciones particulares de cada país, empujados con más o menos resistencia, según los casos, a allanar el paso a la alternativa del coche electrificado. El plan se desarrolla según lo previsto, salvo por el detalle de que la capacidad económica de los potenciales destinatarios de esta política, los conductores, no está a la altura del importe de los vehículos. A la misma hora en la que las cifras dan pro fracasado el tránsito al mundo de ensueño de los eléctricos, la política agita la entrada en vigor de las zonas de bajas emisiones; la exclusión.