Los 3,3 millones de la reforma del CHF sólo dan para la rehabilitación del edificio principal

Parche a parche, el Colegio de Huérfanos Ferroviarios (CHF) sigue en pie. No le llegaron los fondos prometidos por el Ministerio de Vivienda en 2009 , durante el Gobierno de Zapatero; ni la subvención del 1,5% Cultural que se reclamó en la etapa de Mariano Rajoy. No había dinero . Menos aún en las arcas propias, que han atenuado con partidas sueltas las deficiencias de la cubierta, las humedades, los desconchones y las carencias del interior.

El presupuesto se ha quedado cojo siempre. Incluso ahora, cuando se anunciaba que los fondos del Plan de  Recuperación, Transformación y Resiliencia de la Unión Europea (UE) atenderían la intervención integral, el proyecto licitado revela que los 3.314.032,93 euros del presupuesto sólo servirán para una parte del complejo, la que se corresponde con el pabellón que da cara al paseo del Parque, donde se agrupan el cuartel de la Policía Local y la escuela municipal de música.

No podrá ir más allá. El despacho de arquitectura Rodríguez Valbuena, adjudicatario del concurso para la redacción del proyecto, se cita que «el edificio sobre el que se interviene alcanza las condiciones necesarias de uso y conservación en su conjunto, aunque se trate sólo de una rehabilitación parcial que adecúa varios de los sistemas del edificio, y supone una fase dentro de un conjunto de intervenciones planificadas por un plan director» que se redactó en 2013.

Como resumen, se admite que «la intervención afecta, por lo tanto, a una superficie total de 5.519,43 metros cuadrados»: los que se agrupan en todo el ala que da hacia el paseo del Parque, salvo en la parte baja donde esta la capilla, dónde no se hará nada en el interior pero sí que se beneficiará de las modificaciones del revestimiento exterior. Fuera quedan, en cambio otras edificaciones, como la cedida a la asociación de enfermos de Alzheimer, los almacenes y talleres municipales y el antiguo albergue municipal donde se agrupan cerca de una veintena de asociaciones.

El proyecto, pendiente ahora de que se adjudique la obra a una empresa dentro del concurso abierto, se centrará en la «rehabilitación energética y acondicionamiento de la fachada y la cubierta completa del ala suroeste, a pesar de que la capilla de la planta baja no esté incluida». El documento explicita que se proponen «todas las intervenciones en materia de habitabilidad», con las que se garantiza «la conservación sobre el ámbito de la actuación» y la eliminación de «las humedades y problemas existentes». 

Dentro de este objetivo, la intervención servirá para la instalación de «placas fotovoltaicas en la cubierta de la edificación» para lograr «suministrar energía eléctrica al edificio y para la recarga de los nuevos coches eléctricos de la Policía Local», además de que contarán con conexión a «unos inversores» y a la red para poder «vender el excedente».

El documento abunda en que se plantea «un nuevo concepto del edificio en cuanto a su funcionamiento térmico», que pasa por «incorporar vestíbulos cortavientos en los accesos que disminuyen las pérdidas por la entrada y salida de personas», además de que habrá «particiones interiores para limitar la transferencia de calor».

Los arquitectos detallan que se sustituirán «todas las carpinterías exteriores de la zona de actuación, es decir, del edificio suroeste, por otras más eficientes de aluminio con rotura de puente térmico y vidrios dobles bajo emisivos».

No será el único cambio. Se cambiará también «la cubierta de pizarra existente, la cual se encuentra deteriorada por el paso del tiempo», y se aprovechará para «instalar un aislamiento térmico bajo la cobertura de pizarra que asegure una solución integral en lo que a eficiencia energética se refiere».

El apunte de intervenciones añade «una serie de actuaciones en materia de seguridad de utilización, como vidrios resistentes en zonas de posible impacto o altura de barandillas de escalera con riesgo de caída, o la fijación de revestimientos de fachada en mal estado». Junto a estos trabajos se reseña la instalación de «sistemas de control de iluminación con detectores crepusculares y de presencia que mejoran la eficiencia de este sistema».

Los accesos se modifican

La obra, aunque limitada a un edificio, apunta la «creación de dos nuevos accesos a la escuela de música y a la Policía Local, ya que ninguno de los actuales cumple los requisitos de accesibilidad», se cita en los pliegos. 

En el inmueble que ocupa el cuartel «la puerta principal se sitúa tras una escalera exterior de una planta, por lo que el acceso no cumple con los principios de accesibilidad universal», como describen los arquitectos, que proponen «un nuevo acceso accesible desde la planta baja, por una puerta ya existente hacia el garaje», mediante la creación de «una rampa que salve el desnivel existente y subdivida ese espacio interior para crear un nuevo vestíbulo».

En la escuela de música, donde ahora se entra «a través de un bajo escalera que no cumple condiciones mínimas adecuadas», se plantea «su sustitución por otro acceso mejor acondicionado que conduciría, a través de un vestíbulo previo, a la caja de comunicación vertical».

 

Un edificio del León de 1955

El Colegio de Huérfanos Ferroviarios (CHF) se levantó en 1955 para atender las necesidades existentes de un sector que, entonces, tenía en León su punto neurálgico del noroeste.

Su uso se abandonó y, pese a que se planteó su conversión en un instituto de educación, no tuvo destino hasta que en 1984 el Ayuntamiento decidió adquirir el complejo tras pactar un precio de 245 millones de pesetas, 1.472.480 euros actuales.

La adquisición se planificó con el objetivo principal de contar con un cuartel para la Policía Local, que hasta entonces tenía que apañarse con las dependencias de la plaza Mayor en las que ahora está el hotel NH. Sobraba sitio y, poco a poco, sumó usos.