SUCESOS
Aparece ahorcado en su celda de Villahierro el asesino de la niña Erika, a la que violó y asesinó
Igor Postolache había sido condenado a prisión permanente, revisable
El recluso ruso Igor Postoñache condenado a prisión permanente, revisable por el asesinato de una niña en Oviedo, suceso que tuvo un importante eco mediático, ha aparecido ahorcado esta mañana, en su celda de la cárcel de Villahierro, donde permanecía interno.
Postolache reconoció haber violado y asesinado a su vecina de 14 años en Oviedo el pasado mes de abril. Se trata de un varón moldavo de 32 años.
El individuo había reconocido así que "decidió terminar con la vida de la menor". El hombre, que vivía en el primer piso del edificio, se había fijado en su vecina del cuarto, "estudió sus horarios de entrada y salida de su casa y llegó a saber que la niña regresaba del instituto a su casa todos los días a partir de las 14:40 horas, así que decidió que la mejor opción para llevar a cabo su acción criminal era esperarla un día a su regreso del instituto".
Así lo hizo. El día del crimen, Postolache "dejó perfectamente bajadas las persianas de todas las ventanas de su casa para que ningún vecino pudiera ver lo que iba a suceder minutos después en el interior de su casa. Guardó dentro del cajón de su mesita de noche una cinta de embalar de color marrón y nueve bridas negras por si fuera necesario tener que amordazar a la menor. Finalmente, cogió un cuchillo de mesa, de 11 centímetros de longitud, y lo escondió entre sus ropas, salió de su domicilio y esperó a la niña escondido en una zona próxima al portal, hasta que ella apareció".
Según el relato del fiscal, recogido por La Nueva España, el asesino da por bueno y cierto, la menor de edad "picó al telefonillo y le abrió su padre. Postolache entró detrás sin que ella se percatara de su presencia". Cuando Erika se dirigió al ascensor, el acusado "se abalanzó sobre ella, por la espalda y de forma absolutamente sorpresiva, de forma que la víctima no pudo prever ni imaginarse el ataque, siendo imposible la defensa por su parte". Postolache "le asestó una primera cuchillada mientras la empujaba por las escaleras a la vez que le tapaba la boca para que no gritase".
El hombre "arrastró a la menor escaleras arriba, a la vez que le seguía asestando puñaladas para que no se resistiese, en el pómulo, el labio, el mentón y el cuello". El fiscal describe el calvario de la cría durante aquellos minutos en que su asesino le provocó hasta 36 heridas, como luego acreditaría la autopsia: "Erika hacía todo lo humanamente posible para defender su vida, trató de defenderse y oponer resistencia".
Postolache "consiguió arrastrarla hasta el interior de su casa ayudándose de los tirantes de la mochila que la niña llevaba puesta en su espalda, cargada de libros escolares. Cerró la puerta con llave y la llevó hasta el baño, donde la dejó tirada en el suelo para dirigirse a su dormitorio. Allí, con el único propósito de satisfacer su deseo sexualse quitó toda su ropa y la tiró en el suelo de su habitación para regresar, completamente desnudo, al cuarto de baño donde le esperaba Erika, gravemente herida ya e incapaz de desplazarse por sus propios medios".
En ese momento, "continuó asestando puñaladas a la menor con la finalidad de que cesase en la escasa resistencia que la misma era capaz de oponer, la desnudó y consumó la violación. Luego, dejó a la víctima tirada en el suelo del baño y herida de muerte".