Porros y ansiolíticos, drogas más consumidas en la cárcel
Los centros penitenciarios recalcan que estas sustancias son muy difíciles de controlar por parte de los funcionarios
El consumo de drogas en las cárceles es un problema que desde las instituciones penitenciarias intentan abordar . Según el informe ‘Situación de las personas con adicciones en las prisiones españolas’, elaborado por la Unión de Asociaciones y Entidades de Atención al Drogodependiente (UNAD), las drogas más consumidas son, al margen del tabaco, el cannabis y los ansiolíticos. El 92% de los encuestados tiene o ha tenido un problema con las drogas.
El tabaco se encuentra a la cabeza de las drogas consumidas dentro de prisión. Entre los hombres, el 84% de ellos los consume. La cifra asciende al 88% en el caso de las internas. El hachís es la droga que más consumen los presos del Centro Penitenciario de Villahierro, después del tabaco, según fuentes penitenciarias.
Mientras que los presos consumen en un 47,95% cannabis, las reclusas suelen consumir hipnóticos y ansiolíticos, como barbitúricos o benzodiazepinas, en un 48,9%.
El consumo de drogas en la cárcel es problema muy difícil de controlar puesto que «los presos siempre van un paso por delante para pensar cómo introducir la droga», explican fuentes penitenciarias. «Se realizan controles, requisas y cacheos para evitar este tipo de sustancias ilegales dentro del centro penitenciario.
Perspectiva de género
El consumo de drogas en los hombres internos es mayor que la incidencia que existe en las reclusas
Por lo general, el consumo de drogas es mayor en los hombres. «También hay un mayor número de internos que de mujeres en la cárcel. Pero en un cómputo global los hombres consumen más sustancias que las mujeres», recalcan. Asimismo, el alcohol lo consumen el 40% de los internos y, tras esto, la cocaína, con una incidencia de 38,4 puntos porcentuales. Por su parte, entre las mujeres internas, están el cannabis con un 29,5%. La cocaína y el alcohol es consumido por el 26% de las presas.
La heroína tiene una incidencia del 15% dentro de los centros penitenciarios. Asimismo, el crack es consumido por el 12,7% de los hombres y el 14% de las mujeres. Por otro lado, drogas como la metadona afectan al 14% de las reclusas y al 10% de los hombres. También se consume el éxtasis, la heroína y la cocaína mezclada, las anfetaminas y los alucinógenos. No obstante el consumo de este tipo de drogas es prácticamente marginal puesto que no supera los 10 puntos porcentuales.
Peor situación
Las enfermedades mentales agravan el problema de las adicciones en las cárceles
La drogodependencia se une a las enfermedades mentales. Fernando Martínez, de la Asociación Profesional de Funcionarios de Prisiones (APFP), explica que «al cerrar los hospitales psiquiátricos penitenciarios muchos de los internos pasan a las cárceles comunes. Ahí empiezan a consumir drogas y las enfermedades psicológicas que tenían se magnifican». Actualmente solo hay dos centros psiquiátricos para presos, en Alicante y Sevilla. «Desde la APFP reclamamos las construcción de un hospital penitenciario especializado en este tipo de patologías en la zona norte», explica Martínez.
«El consumo de drogas junto con la medicación de estos internos hace que el problema de la drogodependencia se convierta en algo muy grave», sentencia. Los enfermos mentales necesitan tratamientos concretos y a veces no se puede llegar a dar una atención óptima como sí sucede en los hospitales psiquiátricos penitenciarios.