Los programas de desintoxicación son clave para frenar el consumo
De media, los internos en los centros penitenciarios han realizado una media de 2,3 intentos de desintoxicación y deshabituación. En la cárcel de Mansilla existen tres módulos de hombres y uno mixto, dentro del programa de desintoxicación de droga. En ellos hay que tener en cuenta el perfil de los reclusos. «Es muy importante conocer el tiempo de drogadicción, que drogas ha consumido o cual es su momento personal», explican fuentes penitenciarias. Durante estos programas se pasan por diferentes fases. Hay que reforzar la fase de aceptación del cambio y aceptación del problema. Los reclusos van pasando de un módulo a otro de los programas. En el último módulo colaboran entidades sociales externas como Cruz Roja o Proyecto Hombre en el proceso de deshabituación. Estos programas no son obligatorios, por tanto, los internos tienen que querer participar en ellos. Muchos de los reclusos rehusan de estas actividades para eliminar la drogodependencia. Actualmente, el 65% de los presos no recibe tratamiento para el consumo de drogas. En cuanto a las mujeres, esta cifra asciende a los 75 puntos porcentuales. En los módulos terapéuticos, donde se proporciona a los internos una atención en jornada completa, desarrollándose la mayor parte de las actividades propias del programa en el interior del módulo, existen un 16% de mujeres, frente al 9% de hombres.