La ruina de la estación de La Pola anticipa el abandono de la vía por la rampa de Pajares
El emblemático edificio ferroviario corre riesgo de colapso con el tejado ya hundido y vigas rotas en el cumbre
La estación de La Pola de Gordón da fe de vida de 155 años del vaivén del ferrocarril, testigo también el primer despliegue de la vía que une León con Asturias.
Aquel momento de expansión choca con la fachada actual del edificio, inmerso en una laguna de abandono por parte de Adif que comienza a tener ya efectos en tramos esenciales de la estructura del edificio: el tejado, rasgado a punto de no aguantar una nevada más; las deficiencias visibles al exterior avanzan un colapso inmediato, con entrada del agua de la lluvia que podrá terminar por provocar el hundimiento del tramo superior de la estación. El resto, parece cuestión de tiempo, como el reflejo de la dejadez de la administración con este emblemático punto, historia del ferrocarril en León, moteado de grafitis y de lamparones por humedades en la fachada exterior.
Degradación
La asociación ferroviaria Reino de León ya puesto el grito en el cielo para abrir una denuncia ante el estado del inmueble «que parece que las instituciones están decididas a dejar caer».
La imagen de desgaste del edificio e la estación se traslada también a los perímetros del espacio ferroviario, con un contagio evidente en los andenes, afectados por el deterioro del piso, plagado de desprendimientos y quiebras del hormigón.
En pleno avance hacia el final de la conexión por tren en vía convencional entre León y Asturias , la estación de Pola se ofrece como anticipo de la ruina y el abandono que le espera a la próxima conexión de León en entrar en vía muerta. En los planes de Adif tampoco figura mantener el enlace al norte de Robla más allá de Ciñera, y sin uso para viajeros, con dedicación exclusiva para el movimiento de mercancías por la explotación de una cantera de piedra en las inmediaciones de la vía. No habrá más allá de ese apéndice de mercancías, dibujado en los mapas del futuro como cercanías, en una alternativa a la Rampa y al enlace secular entre León y el Principado que sólo se aplicará en la vertiente asturiana.
Futuro inminente
No habrá vida a este lado del Pajares por una vía que ahora transitan a diario más de una treintena de convoyes, aunque con una demanda casi testimonial en el servicio de viajeros; de ese desprendimiento y olvido emerge el perfil de la estación de Pola de Gordón, a punto de entrar en estado de ruina irreversible, entre el sorteo de vallas de seguridad para evitar daños mayores.
En otro momento previo a este tan crítico que muestra el estado de conservación de las estructuras ferroviarias leonesas, se avanzó el declive de los punto de paso y parada de los trenes con el cierre de las estaciones de Adif, en otra vuelta de tuerca a la desolación que comparte el valle del Bernesga, y las comarcas de la Tercia y Gordón. Fue uno de los capítulos sobre ese serial en forma de muerte anunciada que espera el momento del cambio de aguja en la entrada de plataforma de alta velocidad , preludio del momento en el que ni los trenes serán testigos del desplome de las estaciones históricas.