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El recorte del PSOE a los peajes gallegos no va a alcanzar a las autopistas leonesas

Un acuerdo de gobierno con el BNG implica destinar 83 millones a rebajar las tasas que anhela la León-Astorga

El peaje de la AP-71, que desde hace dos décadas condiciona y grava el desarrollo de la provincia de León. ARCHIVO

León

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El BNG da al PSOE su apoyo a la investidura de Pedro Sánchez a cambio de un acuerdo basado en el impulso del autogobierno, en la condonación parcial de la deuda pública gallega o en descuentos para las autopistas de peaje. En el marco de las infraestructuras, recoge que en los presupuesto del Estado de 2024 se incluirán nuevos descuentos para las autopistas AP-9 y se amplían a la AP-53, de forma que para los usuarios súper recurrentes se incrementan del 20 al 50 por ciento actual y se caminará hacia la gratuidad de los peajes.

Otro caramelo a la puerta de los peajes de León, que no llegarán a probar los usuarios de las vías de pago que afectan a este territorio; la AP-71 , en mitas de ese corredor esencial para del desarrollo de la provincia, que corta los vuelos de la iniciativa privada y disuade a posibles inversores en medio de ese debate tan recurrente y actual de dinamizar el entorno con el pilar de la logística, la distribución, el transporte y la intermodalidad.

Dos velocidades

Los recortes para los usuarios de las vías gallegas se incrementan del 20 al 50%

En esa aspiración, la León-Astorga se eleva sobre el muro de la paradoja de tratar de hacer fluido el desarrollo en una zona en la que se gravan los desplazamientos y las expediciones al recinto que se ofrece como la gran proyección industrial de León. El principal acceso al polígono de Villadangos está seccionado por un peaje que aguanta pocas comparaciones en relación a nivel de agravio entre territorios.

El efecto

La AP-71 corta el desarrollo del eje principal de la provincia y bloquea Villadangos

En ese sentido, el nuevo hachazo del Gobierno del PSOE para terminar por reducir a astillas el frondoso árbol de los peajes en Galicia, viene a agitar la España de las dos velocidades en la que León se consolida en el vagón de cola. Y a recordar las precarias condiciones de movilidad a las que se somete al eje central de la provincia, llamado a cambiar el destino de una tierra que aún está pendiente sobre sistemas de comunicación vial sobre dos carriles, líneas continuas interminables, travesías urbanas y cruces diseñados sobre parámetros de seguridad propios de países subdesarrollados.

La alta siniestralidad de la N-120 se combina, además, con el efecto disuasorio que ejerce el peaje de la León-Astorga para alcanzar condiciones más óptimas en los traslados. El Gobierno va a destinar 83 millones a hacer llevadera la carga de la AP-9; no llegarán a León.