La deuda histórica que el Gobierno de Sánchez debería pagar a León
El Estado carece de proyecto para el Emperador, deja un Parador a medias, la plataforma intermodal sin desarrollo y desoye deudas pendientes para mejorar vías de comunicación;
ABIGAIL CALVO, MIGUEL ÁNGEL ZAMORA, MANUEL CACHAFEIRO, LUIS URDIALES, SERGIO CANCELO y PILAR INFIESTA
Ahora que Cataluña va a disfrutar de una condonación de su deuda de 15.000 millones de euros y de proyectos millonarios como la ampliación del aeropuerto de El Prat que engullirá otros 1.700 millones, cobra más sentido que nunca refrescar los compromisos inversores del Estado hacia León que han quedado aparcados.
Una deuda histórica de 2.500 millones, que ahonda en la realidad de una España a dos velocidades, con unas provincias privilegiadas frente a otras olvidadas y relegadas, como León. El desprecio hacia el desarrollo leonés no sólo se nota en los macro proyectos incumplidos, sino también en los pequeños detalles. Ahí está Trobajo del Camino, que ha tenido que ver cómo Montcada (Barcelona), una población similar en habitantes a la del municipio de San Andrés del Rabanedo, se lleva 500 millones de euros para soterrar sus vías del tren frente a las migajas que supondría eliminar la barrera del tren en el área metropolitana leonesa al enterrar apenas 900 metros. Un plan que no llega a pesar de las reiteradas reivindicaciones y de las promesas sobre su ejecución.
En el debe del gobierno central se anotan los sangrantes 1.500 millones de euros que supondría desarrollar el Corredor Atlántico en la provincia. Un Corredor de 16.000 millones, con 7.000 de ellos para el Noroeste que se atrancan presupuesto general tras presupuesto general del Estado. En cambio el Corredor para los vecinos de Levante y Cataluña no deja de nutrirse de euros y de estar bien engrasado.
San Marcos incompleto
La obra para modernizar el Parador arrancó tarde y se atascó sin proyecto para su segunda fase de 30 M€
En el debe del Gobierno central hacia León también destacan los 200 millones de la modernización de los regadío s, los 120 del traslado de los talleres de Renfe , los 80 de la plataforma intermodal de Torneros (un proyecto que ya ha rebajado sus expectativas económicas a casi la mitad), los 300 millones de la A-76 , los 30 millones de la segunda fase de San Marcos , los 10 millones iniciales de los nuevos retos de la conectividad a internet o los más de 100 millones para impulsar la León-Braganza , que sigue encallada.
Es más, el Gobierno ha liquidado los peajes en Cataluña y acaba de anunciar una inversión de 83 millones para limitar de forma severa el efecto en la AP-9 y AP-53 en Galicia, mientras los peajes de la AP-66 de León a Asturias no sólo se mantienen al margen de esas bonificaciones, sino que crecen. En la autopista León-Astorga existe un plan pendiente para derivar a la AP-71 a los camiones y liberar la N-120 desde hace la friolera de seis años.
Por otro lado, hace falta un cambio de modelo productivo para corregir las desigualdades territoriales que asfixian a León, yerma de un tejido industrial potente que asegure el futuro de esta tierra. Los jóvenes no tienen ninguna oportunidad cuando acaban su formación, la mayoría de los mejor formados se marchan fuera en busca de un modo de vida. Pero si hay una cuestión de peso que compromete en las tres últimas décadas y de forma severa el futuro de León, es la obra pública que debe sujetar las estructuras, las comunicaciones. La obra que llega a pequeños sorbos, cuando llega, y no termina de remendar las carencias casi endémicas que persiguen a las dos últimas generaciones de leoneses en vida y cuestionan la perspectiva de las siguientes.
Mientras la ministra de Transporte, Raquel Sánchez, señala que Cataluña se consolida como la primera comunidad en el ranking de inversión del Estado, con 859 millones en 2022, superar la falta de conexiones inmediatas en León con puertos, carreteras y lanzaderas se cuantifica en más de 3.000 millones de euros, según se desprende de las necesidades de mejora estructural y revoque de las vetustas instalaciones que ahora están en servicio. Las diferencias son claras.