Peajes, Torneros sin un ladrillo, el Manzanal sin alta velocidad y el Corredor Atlántico en conserva
La falta de desarrollo de infraestructuras claves constituyen el capítulo más injusto del Estado hacia la provincia, y uno de los agujeros más gordos se localiza en torno al tramo de vías convencional de León a Ponferrada, con el lazo, la rampa. La vía de dos siglos a sus espaldas, una aportación vanguardista ahora ya fuera de orden, de acuerdo con las exigencias del momento.
Hace falta apartaderos en vía para convoyes ferroviarios de 750 metros; ajustes en los arcos, reconversión de curvas para incrementar la velocidad media. Hace años que León espera una oportunidad para mejorar sus estructuras ferroviarias, que sí se ha llevado a cabo en otros territorios.
También espera por la ronda norte de la capital leonesa, anunciada antes de las elecciones otra vez; por los pasos inferiores para solucionar la conectividad de la ciudad leonesa sobre la ronda Este, que no se soterraron porque el Gobierno entendía que era una obra faraónica para la ciudad y decidió dejar la intersección con un par de rotondas que desde el primer día de puesta en servicio han generados retenciones, problemas de tráfico, complicaciones para la ciudadanía.
En los mismos cajones en los que duerme la A-76 y la A-60 (León-Valladolid) se podrían localizar las carpetas para encauzar las múltiples promesas de retirada de los peajes en las dos autopistas leonesas que resultan clave también para el desarrollo del noroeste; la AP-71 (León-Astorga) y la AP-66 (León-Asturias), que ejercicio tras ejercicio siguen entroncadas en los tributos, con subidas progresivas, y el horizonte de liberación a medio plazo, con la vista puesta a mitad de este kilómetros de la provincia en una decisión que termina por condenar la proyección de estas instalaciones.
La merma de carga de trabajo se traduce en pérdida de empleos constante cada año, que han terminado por arruinar los mejores talleres del norte peninsular de la compañía ferroviaria en la segunda mitad del siglo pasado.
La economía leonesa perdió un 6% de su fuerza laboral desde 2008, 6,5 veces más que lo que perdió la media de España. En 2019, el PIB de León era 30 millones de euros inferior al de 2008, lo que muestra la significativa caída de actividad experimentada en los últimos 11 años.
Esta situación pone de manifiesto la importancia de convertir a la provincia en nodo logístico del noroeste, dada su situación estratégica en esta zona del país. Y es esta una de las principales reivindicaciones de los empresarios leoneses: la total integración de León como nodo logístico del noroeste de España y en el Corredor Atlántico, a través de una gestión eficaz y eficiente del mismo, una vez finalizadas las obras de la infraestructura.
Las obras del Corredor podrían aportar, 1.500 millones a la economía local y el equivalente a más de 11.500 nuevos empleos directos e indirectos.
Ejecutados los trabajos, el impacto socioeconómico a medio y largo plazo, solo ante un incremento del 25% de la competitividad de las empresas intensivas de transporte y logística, supondría 263 millones de euros de PIB al año y más de 1.000 empleos. Todo, como Torneros; proyectos sin presupuesto. La plataforma logística de León espera desde hace 15 años.