«Estoy aquí por perder el tiempo, pero ahora quiero tener mi propio taller»
Marta Reis, Rubén García, Brian Álvarez y Claudia Álvarez comparten aula en la optativa de Física y Química. Tienen entre 21 y 24 años y todos reconocen que han vuelto a las clases después de darse cuenta de que necesitan el título de la Secundaria Obligatoria para cualquier cosa. «Estoy aquí por desaprovechar el tiempo y dejar de estudiar a los 16 años», resume Rubén. Antes estaba «perdido» y ahora quiere sacar la ESO para hacer un módulo de Mecánica: «Mi sueño es montar mi propio taller». Ese empeño por recuperar el tiempo perdido le llevó el año pasado a sacarse dos módulos y si todo va bien, logrará el título en febrero.
Con su madre como ejemplo, que también asistió al Faustina Álvarez, Brian comenzó a estudiar de nuevo porque ahora quiere entrar en un módulo de asistente sanitario y opositar a la Policía Local. «Dejé de estudiar porque quería empezar a trabajar en el negocio familiar, pero quiero estudiar parafarmacia», resume Marta, que compagina sus estudios con el trabajo en un restaurante de comida rápida. Ella también ha hincado los codos para sacar dos módulos en tiempo récord y no quiere dejar pasar la oportunidad. El caso de Claudia es similar: «Perdí mucho el tiempo, mis padres me animaron a volver a las aulas y quiero estudiar administrativo de FP. Antes me quedaba tumbada en el sofá, pero estoy mejor en clase que en casa sin hacer nada, así no me labraba ningún futuro», remata.
La profesora de esta materia optativa es Adela Muñoz, que también ha encontrado nuevos alicientes en el Faustina Álvarez, después de quince años en otro instituto. «Aquí la relación con el alumno es más directa, son más maduros y no te sientes tan cohibida como con un adolescente puro», explica.
«No es más fácil ni más difícil que en un instituto donde se estudia ESO y Bachillerato, es diferente», señala la profesora para reconocer que en sus clases «se da caña, les preparamos porque ellos han decidido estudiar, hay que prepararles honestamente para que puedan ir a los ciclos de FP y después al mercado laboral», señala.
A diferencia de en el resto de los institutos, ellos estudian Espa, Enseñanza Secundaria para Personas Adultas, que se organiza por módulos que deben ir superando los alumnos para poder conseguir titular. «Ahora somos más responsables», dice Marta en representación de sus compañeros. De hecho, si acaban en febrero no se quedarán mano sobre manos hasta el mes de septiembre, cuando cada uno tiene previsto empezar el correspondiente ciclo de Formación Profesional. Clases de inglés, algún curso específico, buscar un trabajo o seguir formándose «para no perder el hábito de estudio que hemos adquirido durante este tiempo en el Faustina Álvarez». Después de dejar de estudiar ellos han vuelto con ganas y animan a todos los que pasen por una experiencia similar a la suya a que se matriculen.